Mi día comienza
Muchas veces, cuando tomamos conciencia de nuestras culpas y de nuestras miserias, tenemos miedo y nos avergonzamos tanto, que no sabemos qué hacer.
Pero Cristo, quiere que nos acerquemos a la Santísima Virgen María quien es una madre paciente, no quiere que salgamos corriendo; nada le disgusta más que eso.
Quiere que nos comportemos como un niño. Cuando un niño siente espanto y miedo, corre lo más rápido que puede hacia su madre y la llama a gritos: "Madre amada, ten piedad de mí. Me he metido en un lío terrible y necesito tu ayuda y tu sabiduría".
Aun cuando no sintamos un alivio inmediato, podemos estar seguros de que él se comporta como un hermano mayor que nos ayuda y ella como una madre sabia. Pues considera que nos hace bien lamentarnos y llorar, porque nos ama.
Él quiere que imitemos al niño, que naturalmente confía en el amor de su madre en toda situación.
Pero Cristo, quiere que nos acerquemos a la Santísima Virgen María quien es una madre paciente, no quiere que salgamos corriendo; nada le disgusta más que eso.
Quiere que nos comportemos como un niño. Cuando un niño siente espanto y miedo, corre lo más rápido que puede hacia su madre y la llama a gritos: "Madre amada, ten piedad de mí. Me he metido en un lío terrible y necesito tu ayuda y tu sabiduría".
Aun cuando no sintamos un alivio inmediato, podemos estar seguros de que él se comporta como un hermano mayor que nos ayuda y ella como una madre sabia. Pues considera que nos hace bien lamentarnos y llorar, porque nos ama.
Él quiere que imitemos al niño, que naturalmente confía en el amor de su madre en toda situación.
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A lo largo del día
Estamos llamados a confiar, como los niños.
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A lo largo del día
Estamos llamados a confiar, como los niños.
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Mi día está terminando
En el ocaso de este día, ayúdame a vislumbrar la aurora del nuevo día y el comienzo de una vida nueva.
Tú quieres que yo sea como un niño, que naturalmente confía en el amor de su madre en toda situación.
No importa cuán temeroso y avergonzado pueda sentirme en este momento. No huiré de tu presencia Señor ni la de mi Madre Celestial, no esta noche; sino que pediré tu ayuda y tu sabiduría.
Tú quieres que yo sea como un niño, que naturalmente confía en el amor de su madre en toda situación.
No importa cuán temeroso y avergonzado pueda sentirme en este momento. No huiré de tu presencia Señor ni la de mi Madre Celestial, no esta noche; sino que pediré tu ayuda y tu sabiduría.
Oración final
Oración de San Bernardo
Acuérdate, oh piadosísima Virgen María,
que jamás se oyó decir que hayas abandonado
a ninguno de cuantos han acudido a tu amparo,
implorando tu protección y reclamando tu auxilio.
Animado con esta confianza, también yo acudo a ti,
Virgen de virgenes, y gimiendo bajo el peso de mis
pecados, me atrevo a comparecer ante tu soberana presencia.
No deseches mis súplicas, Madre del Verbo divino, antes bien,
óyelas y acógelas benignamente. Amén.
Oración de San Bernardo
Acuérdate, oh piadosísima Virgen María,
que jamás se oyó decir que hayas abandonado
a ninguno de cuantos han acudido a tu amparo,
implorando tu protección y reclamando tu auxilio.
Animado con esta confianza, también yo acudo a ti,
Virgen de virgenes, y gimiendo bajo el peso de mis
pecados, me atrevo a comparecer ante tu soberana presencia.
No deseches mis súplicas, Madre del Verbo divino, antes bien,
óyelas y acógelas benignamente. Amén.
.:*:.Hasta la próxima sonrisa.:*:.
-*-Bendiciones infinitas-*-
.*.Se les quiere mucho.*.
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