Dios también encargó a sus descendientes el cuidado de la tierra. Génesis 1,28.
Cuando respiras hinchando tus pulmones de aire, y notas que no estás solo a pesar de estar en el desierto.
Cuando miras al cielo y ves las estrellas que dominan el firmamento comprendes que la vida es mucho más que el simple palpitar de tu corazón.
La vida tiene sentido cuando andas y no dejas tras de ti amargura.
Cuando tras de ti has dejado amigos y hermanos, cuando has dejado un grato recuerdo en todo aquel que te ha conocido.
Si tras de ti has dejado odio, esas serán las raíces que darán en el futuro frutos amargos; si la planta que crece tiene raíces de amor, los frutos serán dulces y serán tu alimento en el andar de cada día.
Apoya tu mano sobre el hombro de aquellos que andan contigo, porque si te sientes débil ellos te reconfortarán y si te sientes fuerte andarás más de prisa.
No te ates a las alabanzas.
Si hablas a los demás, que tu palabra sea limpia; pero no hables con orgullo, porque hacerlo es hablar con falsedad.
Piénsalo, vale la pena.
Vivir es Ayudar a Vivir.