"No te fijes en las apariencias... porque el Señor ve el corazón". (1 Samuel 16,7).
La caja de rapé del general, recamada de diamantes, había desaparecido. Al final de la acostumbrada comida anual que celebraba con sus viejos oficiales, se las habia dejado para que la contemplaran de mano en mano. Pero ahora no estaba en ninguna parte. No podían ser los sirvientes, que se habían retirado mucho antes. Los oficiales, entonces, acordaron vaciar públicamente sus bolsillos.
Pero hubo un oficial que rechazó con vehemencia esta propuesta y se ausentó de la sala. Naturalmente, las sospechas recayeron sobre él.
Al año siguiente, al ponerse la misma casaca que el año anterior, el general descubrió la caja de rapé dentro de un bolsillo interior. Decidió, entonces, salir en búsqueda del viejo oficial sospechoso, lo encontró en una miserable buhardilla, y le ofreció toda clase de disculpas.
-Pero- le dijo el general-, ¿Por qué no aceptó usted lo que sugirieron los otros oficiales, salvándose así de una terrible sospecha?
-Porque- explicó el viejo oficial-, mis bolsillos estaban llenos de trozos de comida que había recogido a hurtadillas de la mesa para poder alimentar a mi esposa y a mi familia que estaban medio muriéndose de hambre.
El general se conmovió hasta las lágrimas al contemplar este amor amor por la familia, y cuidó de que, en adelante, el viejo soldado nunca más pasara necesidad.
Imagen: Clarín.com
Pero hubo un oficial que rechazó con vehemencia esta propuesta y se ausentó de la sala. Naturalmente, las sospechas recayeron sobre él.
Al año siguiente, al ponerse la misma casaca que el año anterior, el general descubrió la caja de rapé dentro de un bolsillo interior. Decidió, entonces, salir en búsqueda del viejo oficial sospechoso, lo encontró en una miserable buhardilla, y le ofreció toda clase de disculpas.
-Pero- le dijo el general-, ¿Por qué no aceptó usted lo que sugirieron los otros oficiales, salvándose así de una terrible sospecha?
-Porque- explicó el viejo oficial-, mis bolsillos estaban llenos de trozos de comida que había recogido a hurtadillas de la mesa para poder alimentar a mi esposa y a mi familia que estaban medio muriéndose de hambre.
El general se conmovió hasta las lágrimas al contemplar este amor amor por la familia, y cuidó de que, en adelante, el viejo soldado nunca más pasara necesidad.
Imagen: Clarín.com
*.*Dios mediante*.*
-*-Bendiciones infinitas-*-
~*Feliz semana para tod@s*~
.*.Se les quiere mucho.*.
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7 comentarios:
Hola muy buena tu entrada,yo como siempre de paso, visitando gente amiga.Es lindo para mi, pasar siempre por este sitio, me sienta muy bien, un fuerte abrazo y te espero por mi blog para peregrinar algo nuevo.
Muy linda reflexion amiga, gracias por compartirla y gracias por pasar por mi rincon, disculpa si no he seguido tu rutas tan seguido como quisiera, cambie la plantilla de mis blogs, y ya sabras que ahora tengo mucho trabajo por actualizar. Cuidate mucho, besos desde mi CafePoetas.
Sí, nuestra esperanza debe estar ahí: en que Dios ve nuestro corazón. Muchos besos
A bueno que tambien debe de ser asi para nosotros, no ver las apariencias simplemente el corazon que es lo mas importante, chao nos vemos muy buena la entrada...
siempre sale la verdad,entre la multitud de la falsedad.
un abrazo...como siempre tus palabras me llenan.
Siguiendo la ruta de mi amiga linda...
Yo también te tengo presente cielo mio, aunque el tiempo se porta tirano conmigo y no me da cuartel...
¡Mil besitos españoles!
Hola querida amiga,,,,,un hermoso relato y bella reflexion¡¡¡¡¡
Besitos y una feliz semana¡¡¡¡¡
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