en aprender a servir.
Dos monjes budistas caminaban
juntos hacia el monasterio.
De pronto se encontraron,
ante un torrente de aguas turbulentas
y crecidas a causa de las torrenciales lluvias.
Junto al torrente, y sin atreverse a cruzarlo,
se encontraba una joven que
se dirigía hacia el pueblo cercano.
Uno de los monjes la miró con cierta suficiencia
y se dispuso a vadear el torrente.
El segundo, más amable y compasivo,
tomó a la joven en brazos,
y se introdujo en la peligrosa corriente.
En el centro del torrente,
donde las aguas eran más impetuosas,
la joven tuvo que rodear al monje por su cuello
para no ser arrastrada por la corriente.
Al llegar a la orilla, dejó a la joven en el suelo.
Se hicieron una profunda reverencia,
la joven le ofreció una tímida sonrisa
y se alejó presurosa.
Los dos monjes siguieron el camino
hasta el monasterio.
Después de un largo silencio,
y sin poder contenerse por más tiempo,
el primer monje recriminó a su compañero:
-¡Creo que has hecho muy mal en llevar
en brazos a aquella joven!
¡Eso es contrario a nuestras costumbres
y a nuestras tradiciones!
El otro monje le replicó:
-¿Cómo? ¿Todavía la llevas a cuestas?
¡Yo ya la dejé a la orilla del torrente!
Ilustración: Monjes budistas descansando en el templo Preah Khan. Angkor, Camboya.
Foto original del Fotodiario viajero de Pilar y Sergio 2006.