Si quieres que impere la paz en el mundo debes tener Paz en tu hogar, y para que la Paz reine en tu hogar, debes primero vivirla en tu corazón. Proverbios.
Soy culpable de guerra cuando desvirtúo las opiniones de los demás que difieren de las mías.
Soy culpable de guerra cuando me resultan indiferentes los derechos y los bienes ajenos.
Soy culpable de guerra cuando codicio lo que otros han adquirido honestamente.
Soy culpable de guerra cuando intento mantener la superioridad de mi posición, privando a los demás de su oportunidad de avance.
Soy culpable de guerra cuando imagino que mi raza y yo mismo, somos seres privilegiados en relación con los demás.
Soy culpable de guerra cuando creo que tengo el derecho de monopolizar los bienes de la naturaleza.
Soy culpable de guerra cuando creo que los otros deben pensar y vivir como yo lo hago.
Soy culpable de guerra cuando creo que el éxito en la vida se debe al poder, la fama o la riqueza.
Soy culpable de guerra cuando pienso que para convencer, vale más la fuerza que la razón.
Soy culpable de guerra cuando creo que mi concepto de Dios es el que todos deben aceptar.
Soy culpable de guerra cuando mi instinto animal domina a mi parte humana.
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El ambiente estaba tan silencioso que se podía oír el diálogo entre ellas.
La primera dice: ¡Yo, soy la PAZ!, a pesar de mi luz,
las personas no consiguen mantenerme encendida.
Y disminuyendo su llama, se apagó totalmente.
La segunda dice: ¡Yo me llamo FE!, infelizmente soy superflua
para las personas. Porque ellas no quieren saber de Dios,
por eso no tiene sentido continuar quemándome.
Al terminar sus palabras, un viento se abatió sobre ella
y ésta se apagó.
En voz baja y triste la tercera vela se manifestó: ¡Yo soy el AMOR!
no tengo más fuerzas que quemar. Las personas me dejan de lado
porque sólo consiguen manifestarme para ellas mismas;
se olvidan hasta de aquellas que están a su alrededor...
y también se apagó.
De repente entró una niña y vio las tres velas apagadas
y dijo: ¿Qué es esto? ¡Ustedes deben estar encendidas y consumirse hasta el final!
Entonces, la cuarta vela habló: "No tengas miedo niña",
¡En cuanto yo esté encendida, podemos encender las otras velas!
Entonces la niña tomó la vela de la ESPERANZA
y encendió las que estaban apagadas.
Que la vela de la ESPERANZA nunca se apague dentro de nosotros.
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Si quieres entra a esta página y enciende tu vela
por la ESPERANZA o cualquier otra intención que tengas,
ya sea por ti o por algún familiar, amig@s, conocid@s y bienhechores.
Sólo debes escoger una vela que esté apagada, dar un click sobre ella
y seguir las instrucciones.
Que Dios te bendiga.