Este post está dedicado a la Santísima Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, quien está de cumpleaños el día de hoy 08 de septiembre, aparte como ya les he señalado en años anteriores en Venezuela celebramos su cumpleaños bajo la advocación de la Santísima Virgen del Valle y este año adicionalmente celebramos los 358 años de su aparición en nuestro país bajo la advocación de nuestra Señora de Coromoto, próximamente el 11 de este mes estaremos celebrando su día.
La razón de este escrito es para de alguna manera dar a conocer datos de nuestra Madre celestial con basamento teológico que de alguna manera refutan muchas creencias equivocadas que otras "religiones" o sectas tienen de ella. Lo que quiero compartir está basado en el libro Para Salvarte. Evangelización Católica del Siglo XXI de Jorge Loring, S.I. Es un compendio de lo que todo cristiano debe saber para esta vida y la eterna, en un lenguaje llano que todos podemos entender, afortunadamente lo pudo adquirir mi esposo el año pasado en el acto de Renovación del Ministerio Extraordinario de la Sagrada Comunión de la Arquidiócesis de Valencia, y que pueden descargar fácilmente por capítulos en esta página en internet Para Salvarte P. Jorge Loring.
Recomiendo ponerle mucha atención a la lectura de este post, aunque parece largo vale la pena leerlo completo poco a poco y entendiendo lo que se está leyendo. Si lo prefieres léelo en voz alta, verás como se aclaran muchas dudas si las tienes.
La Santísima Virgen María es la más Santa de todas las criaturas, llena de gracias y virtudes, concebida sin pecado original, que es Madre de Dios y Madre nuestra, y está en el cielo en cuerpo y alma.
María es la criatura más excelsa salida de la manos de Dios. Podemos imaginarnos cómo será María que es la mujer proyectada y realizada por un Dios Omnipotente, para ser su propia madre. Por eso fue dotada de tantas gracias y privilegios. Ya en el siglo II se decía: «María, por encima de Ti, sólo Dios; por debajo de Ti, todo lo que no sea Dios».
Decimos que la Virgen María es Madre de Dios, porque de ella nació Jesucristo que es verdadero Dios y verdadero hombre.
María es la Madre de Jesucristo, pues ella le dio un cuerpo humano. Pero como Jesucristo, además de ser Hombre, es Dios, María Santísima es también Madre de Dios. María es madre de un hombre que tiene Persona Divina. Ocurre lo mismo que si a uno le hacen alcalde. Su madre sería la madre del alcalde. Ella no le ha dado la alcaldía, pero, por haberle dado el cuerpo, es su madre; y al ser su madre es madre de todo lo que él es: madre del alcalde.
Tú también llamas madre a la mujer que te ha dado tu cuerpo, pero no tu alma, que ha sido infundida por Dios. Sin embargo la llamas madre porque ella te ha dado a luz, aunque ella no te haya dado todo lo que tú eres.
Jesucristo es Dios desde el momento de su concepción, por lo tanto la Persona que nace de María es Dios, y por lo mismo María es Madre de Dios. Dice San Pablo: «Al llegar la plenitud de los tiempos envió Dios a su Hijo nacido de una mujer». Que María es Madre de Dios es dogma de fe. Fue definido por el Concilio de Éfeso en el año 431.
La misma Biblia llama a María Madre de Dios cuando dice Isabel: «¿Cómo es que viene a verme la Madre de mi Señor?». Evidentemente que aquí «Señor» se refiere a Dios.
Jesús fue concebido, no por obra de varón, sino milagrosamente, por virtud del Espíritu Santo. Dice San Mateo: «El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: desposada María con José, sin haber estado juntos, se halló que ella había concebido por obra del Espíritu Santo».
San Lucas dice: «Lo que nacerá de ti se llamará Hijo de Dios». «Según la mentalidad semítica, el nombre dado o atribuido a alguien correspondía a una realidad. (...) De ahí que “llamarse” Hijo de Dios equivalía a serlo estrictamente por naturaleza». María estaba desposada con José, aunque todavía no vivían juntos.
Los desposorios entre los judíos equivalían a nuestra boda, aunque no eran nupcias definitivas. Si después de los desposorios ella era infiel a su marido se la consideraba adúltera; y si éste moría, a ella se la consideraba viuda. «Los desposorios judíos suponían un compromiso tan real que al prometido se le llamaba “marido”». Aunque María no vivía todavía con San José, ya era su legítima esposa. Por eso el ángel llama a María esposa: «José, no temas aceptar a María, tu esposa».
El teólogo protestante de fama internacional Max Thurian dice que los que niegan la concepción virginal de Cristo no son fieles a la Biblia: «La virginidad de María constituye un indudable dato objetivo del texto del Nuevo Testamento».
Max Thurian murió, a los 75 años, el 15 de Agosto de 1996, en Ginebra, su ciudad natal. Se convirtió al catolicismo en 1987. Sus estudios bíblicos le llevaron a descubrir el papel de María en la Iglesia.
Y San Lucas dice de Jesús «que se pensaba que era hijo de José», dando a entender que en la realidad no lo era en el sentido que la gente creía.
Dice San Mateo : «Sin que José hubiera tenido relación con María, ella dio a luz un hijo». Las mismas dudas de José confirman la concepción virginal de María, pues cuando él vio las señales externas del embarazo de su mujer, sabiendo que aquello no era suyo, pues él no había hecho nada para dejarla embarazada, le entraron tremendas dudas ante lo que sus ojos le evidenciaban y la virtud que él conocía de María.
Al no poder armonizar las dos cosas, estaba en una duda angustiosa hasta que el ángel le tranquilizó afirmándole que lo de su mujer era obra del Espíritu Santo.«La virginidad no tenía en el judaísmo ninguna aureola. Al contrario, todas las honras eran para la mujer fecunda», pues tenía esperanza de que El Mesías saliera de su descendencia.
La Virgen María tuvo un solo hijo, que fue Jesucristo. Cuando el Evangelio habla de los hermanos de Jesús, se refiere a los primos hermanos y parientes, que, entre los judíos, también se llamaban hermanos. En hebreo no había palabra para decir «primo». La palabra «hermano» abarcaba varios grados de parentesco. «Se llamaban “hermanos” a parientes y allegados».
El mismo San Juan llama «hermana» de María a la mujer de Cleofás, el hermano de San José, que propiamente era su cuñada. Pero San Juan la llama «hermana», porque para él los hermanos son los parientes, en general.
Los Testigos de Jehová para hacer creer a la gente que María Santísima no fue virgen, sino que tuvo muchos hijos, enseñan el texto del Evangelio donde dice que Santiago y José eran hermanos de Jesús. Pero aquí, como en otros muchos de sus engaños, presentan el texto que puede complicar, y ocultan el texto que puede aclarar.
Efectivamente, el mismo Santo Evangelio dice que al pie de la cruz estaba la Madre de Jesús, y junto a ella la madre de Santiago y José. Era la mujer de Cleofás , hermano de San José. Cleofás es el mismo nombre en griego que Alfeo en arameo. Son los dos nombres que se daban al hermano mayor de José, esposo de la Virgen. Era el padre de Santiago el Menor y José, y estaba casado con la otra María que estaba al pie de la cruz junto a la Virgen. Se casó con ella después de enviudar de su primer matrimonio del que nacieron Simón y Judas Tadeo.
Luego la madre de Santiago y José es distinta de la madre de Jesús. Entonces, ¿por qué dice el Evangelio que Santiago y José eran hermanos de Jesús? Porque eran parientes, y éstos entre los hebreos se llamaban hermanos.
Efectivamente, sabemos por la Biblia que Abrahán era tío de Lot. Sin embargo, Lot y Abrahán se llaman entre sí «hermanos» cinco veces. En otro sitio dice que Labán era tío de Jacob. Y después dice que Labán llama hermano a Jacob.
A Rebeca su madre la llama «hermana». La Biblia llama «hermanos» a los de la misma raza. El mismo Jesús llamó «hermanos» a los discípulos , y a todo el que hiciera la voluntad del Padre .
Si la Virgen María hubiera tenido otros hijos, Jesús en la cruz no se la hubiera encargado a Juan, sino a ellos . «Es evidente que María no tuvo otros hijos que velaran por ella» .
Es decir, María Santísima tuvo un solo hijo: Jesús. Cuando el Evangelio lo llama «primogénito» afirma que es el primer hijo; pero eso no significa, según el modo de hablar de entonces, que siguieran otros hijos después. «Primogénito» significa «no precedido de otro». Prescinde de la existencia de otros posteriores.
Hace poco se ha descubierto una inscripción sepulcral de una madre joven hebrea que «murió al dar a luz a su hijo primogénito». Es decir, a su hijo primogénito no siguieron otros.
Se trata de un epitafio, de una mujer llamada Arsinoe, descubierto en la necrópolis judía de Tell el Yehudieh, que lleva fecha del 28 de enero del año 5 antes de Cristo, y que dice así: «Los dolores del parto de mi hijo primogénito me condujeron a la muerte». «A este propósito dice San Jerónimo que “todo unigénito es primogénito, pero no todo primogénito es unigénito”».
Cuando los Testigos de Jehová van engañando a los incautos que les escuchan diciendo que María tuvo muchos hijos, saben que no es así, pues presumen de conocer la Biblia. Enseñan el texto oscuro que he citado y se callan el texto claro. Esto no es honrado, pero es su modo de proceder.
En octubre de 2002 la revista Archaeology Review anunciaba el hallazgo de una urna funeraria del siglo I con esta inscripción en arameo: «Santiago, hijo de José y hermano de Jesús». Pero después se demostró que era una falsificación.
Algunos opinan que los llamados por el Evangelio «hermanos de Jesús» eran hijos de San José de un anterior matrimonio, pues era viudo, según el escrito apócrifo del siglo II Protoevangelio de Santiago. Pero es preferible la explicación que yo he dado anteriormente.
La virginidad de María es dogma de fe. Fue definido en el año 649.La Iglesia enseña, desde el siglo V, que María fue virgen antes del parto, en el parto y después del parto. «La “virginidad en el parto” es fe de toda la Iglesia desde el siglo IV». Fue confirmada por el Concilio Vaticano II. Por eso la llama «la siempre Virgen María». Es de fe que María Santísima permaneció siempre virgen.
«La traducción literal de “hasta que” admite en castellano “después sí”. Pero en la Biblia no acepta cambio de situación posterior». En el Segundo Libro de Samuel se dice: «Mical, hija de Saúl, nunca tuvo hijos hasta su muerte». Naturalmente esto no quiere decir que después de su muerte sí los tuviera.
Jesús emplea la palabra «mujer» para dar solemnidad a lo que dice, pues en hebreo «mujer» equivale a «Señora».
La Santísima Virgen es nuestra Madre del cielo. María es nuestra madre, pues es madre de Jesucristo, que es cabeza del Cuerpo Místico de Cristo. La madre de la cabeza, es también madre de todos los miembros del mismo cuerpo. Y nosotros somos los miembros del Cuerpo Místico de Cristo. Por eso María es madre nuestra. Pablo VI el año 1964 en el discurso de clausura de la 3ª Sesión del Concilio Vaticano II la proclamó Madre de la Iglesia.
«Lo que el título “Madre de la Iglesia” expresa (...) se refiere, no a cada individuo, sino al organismo completo, al Cuerpo Místico de Cristo, al pueblo cristiano, al pueblo de Dios, a la Iglesia como familia divina en la Tierra, con sus fieles y sus pastores».
Que Jesús encargue a Juan que se ocupe de su Madre es perfectamente normal; lo que no es normal es el encargo paralelo a María diciéndole que cuide con cariño de Juan. Esto parece innecesario. Si Juan se va a encargar de María la correspondencia de ella era evidente. Insistir en ello parece superfluo y poco delicado. Toda mujer normal no necesita que se lo digan. Lo hace espontáneamente. El encargo de Jesús supone un contenido teológico trascendental. En Juan estamos todos representados. Además, allí presente estaba la madre de Juan. Encargar Juan a María sería ofensivo para su madre María Salomé. No hay duda de que en las palabras de Jesús hay un sentido más profundo de lo que parecen indicar: Jesús entrega una MADRE a la HUMANIDAD. Estas palabras tienen un sentido trascendental, dicen relación a todos los hombres, tienen sentido universal.
María es madre física de Jesús y madre espiritual de los hombres. Debemos amar a María y honrarla de todo corazón. Así daremos gusto al Señor que, como todo hijo bien nacido, se alegra de ver a su Madre Santísima honrada y amada.
Para valorar las cualidades de María, bastaría caer en la cuenta de que Cristo pudo hacer a su Madre a su gusto. ¿Cómo hubieras tú dotado a tu madre si esto hubiera estado en tu mano? Cristo pudo hacerlo y era omnipotente.
La Santísima Virgen es la mujer más grande que ha existido en el mundo. María Santísima es la criatura más excelsa que ha salido de las manos de Dios.
Por eso dice la Biblia que es «bendita entre todas las mujeres», y que la «llamarán bienaventurada todas las generaciones».
Debemos acudir a la Santísima Virgen en todas nuestras penas y tentaciones. Ella lo puede todo, pues Dios todo se lo concede, porque es la Madre de Cristo, y porque nunca tuvo pecado, ni siquiera el original. «María ha permanecido pura de todo pecado personal a lo largo de toda su vida».
Por eso San Lucas la llama «llena de gracia». El hecho de que María Santísima haya sido preservada del pecado original desde el primer instante de su concepción, en el seno de su madre Santa Ana, es lo que queremos expresar al decir la «Inmaculada Concepción».
La Iglesia celebra la fiesta de la Inmaculada Concepción de María desde el siglo VII. El pueblo español veneraba a la Inmaculada Concepción muchos años antes de ser definida. El mismo Murillo pintó sus treinta cuadros de la Virgen Inmaculada, trescientos años antes de la definición dogmática.
El mismo pueblo español, siglos antes de que se definiese el dogma de la Inmaculada, cantaba:
Y Escoto, con estilo conciso, dijo: «Potuit, decuit, ergo fecit»: «Pudo hacerlo, convino hacerlo, luego lo hizo». El dogma de la Concepción Inmaculada de María fue definido, el 8 de diciembre de 1854, por el Papa Pío IX.
«El crecimiento de María, que partió ya de una santidad superior a la de toda otra simple criatura, y que no sufrió interrupción, alcanzó al final de su vida terrena, un ritmo asombroso y una cumbre altísima». La redención de María fue preventiva en atención a que iba a ser Madre de Dios. Lo mismo que hay medicinas curativas y otras preventivas, que evitan contraer la enfermedad. La redención de María fue preventiva, pues la preservó de todo pecado.
Dios pudo haber hecho que Jesucristo apareciese en el mundo en edad adulta, pero no quiso. Se lo entregó a María. Lo puso en sus manos. Dios ha querido servirse de ella en la encarnación, en la redención y en la salvación de todos los hombres.
Cristo nos lleva al Padre: «Nadie va al Padre sino por Mí». Cristo es el mediador con el Padre. Así lo dice San Pablo en su carta a Timoteo. Pero como dijo el Papa Juan Pablo II en su tradicional audiencia de los miércoles, el 1º de Octubre de 1997, las palabras de Pablo excluyen toda mediación paralela, no una mediación subordinada, como es la de María.
Cristo es mediador principal, porque nos ha redimido por sus propios méritos. Sin dependencia de otra persona. María es el camino para llegar a Cristo. En Belén lo presentó a pastores y reyes, en Caná es intercesora, al pie de la cruz es corredentora, y en el cenáculo ora por todos.
María es la mediadora secundaria, subordinada a Cristo. Es mediadora porque intercede por nosotros. El Concilio Vaticano II dice de María que «su múltiple intercesión nos obtiene los dones de la salvación eterna». María nos acerca a Cristo lo mismo que la Luna nos refleja la luz del Sol.
En las iglesias suele haber muchas imágenes de la Virgen: del Carmen, del Rosario, de los Dolores, de las Angustias, de los Remedios, del Socorro, de la Consolación, de la Misericordia, de la Paz, etc. Es que María Santísima tiene muchos títulos y prerrogativas.
Cada pueblo tiene su Virgen, su Patrona. Pero todas son imágenes o retratos de la única y verdadera Virgen María, que está en el cielo en cuerpo y alma. Esta elevación de María al cielo en cuerpo y alma se llama Asunción. La Asunción fue declarada dogma de fe, por el Papa Pío XII, el 1º de noviembre de 1950 por la bula "Munificentissimus Deus", con estas palabras: «Pronunciamos, declaramos y definimos que es dogma revelado de fe católica: que la Inmaculada Madre de Dios siempre Virgen María, concluido el tiempo de su vida terrena, fue llevada en cuerpo y alma a la celeste gloria».
«”Ser llevada" se dice en latín "assumi", de donde procede el término "Asunción", de significado pasivo, para distinguirla de "Ascensión" que tiene significado activo, y es el misterio de Jesucristo, quien "subió" a los cielos por su propia virtud, mientras que María "fue llevada"»
La Asunción de María tiene dos significados: El uno es, negativo, en cuanto supone que su cuerpo santísimo no sufrió la corrupción del sepulcro; y otro positivo, que significa la glorificación del mismo cuerpo, la cual a su vez supone la resurrección anticipada».
«La Iglesia profesó desde los primeros siglos la fe en la Asunción de María Santísima en cuerpo y alma a los cielos. Esto lo podemos comprobar por la liturgia de la Iglesia desde el principio y por los documentos de los Padres y Doctores de la Iglesia». La fiesta de la Asunción se celebraba ya el 15 de agosto por los años 500 después de Cristo.
Una de las mejores devociones a la Santísima Virgen es el rezo del Santo Rosario. Si puedes rezarlo en una iglesia, mejor. Si no, rézalo en cualquier rato libre, o mientras te viene el sueño. Te aconsejo que hagas un esfuerzo por rezarlo, pues es un obsequio muy agradable a la Virgen, como ella misma lo ha dicho en Lourdes y Fátima. Y mejor todavía si lo rezas en familia. Es ésta una práctica muy cristiana. Procura introducir en tu casa esta costumbre, si no la tenéis ya; pues une mucho a la familia. Rezado en una iglesia o en común, tiene indulgencia plenaria.Si rezarlo entero te resulta largo, reza un misterio cada día.
«El cristiano que tiene el Rosario en una mano, la Biblia en la otra y a Cristo en su corazón es un cristiano invencible». El rezar a la Virgen es una devoción muy bonita. María es la mujer más digna de amor que ha existido jamás. Es un amor que dignifica y engrandece. Su dulce recuerdo puede protegerte contra tentaciones que están en el extremo opuesto de la pureza.
La primera parte del Avemaría se ha sacado del Evangelio de San Lucas. «La segunda parte la hizo el pueblo de Dios, allá por el año 431, con motivo del Concilio de Éfeso, donde se ratificó el mayor título de grandeza de María, el de Madre de Dios.
Otra recomendable devoción a la Virgen es el Santo Escapulario. Fue una revelación a San Simón Stock, General de los Carmelitas, en el siglo XIII. La Virgen le prometió que quien muera llevando el Escapulario del Carmen no se condenaría. Este escapulario debe ser impuesto por un sacerdote, y hay que rezar diariamente tres Avemarías. El escapulario de tela puede ser sustituido por una medalla que lleve por un lado la imagen del Corazón de Jesús y por el otro una imagen de la Virgen. Así lo concedió el Papa.
Tener devoción a María es prenda de salvación. Todo el que rece diariamente en su honor tres Avemarías conseguirá una ayuda especial para tener una buena muerte, según revelación de Dios a Santa Matilde, y como lo demuestra una larga experiencia.
«Recuerden, pues, los fieles que la verdadera devoción a María no consiste ni en un afecto estéril y transitorio, ni en vana credulidad; sino que procede de la fe verdadera por la que somos conducidos a conocer la excelencia de la Madre de Dios y somos excitados a un amor filial hacia nuestra Madre y a la imitación de sus virtudes». Sobre todo su amor a Cristo, su fe firme en la Anunciación, y su fidelidad hasta la cruz.
Los protestantes nos acusan a los católicos de que adoramos a la Virgen María, pero esto es una calumnia. Todos los católicos sabemos que la Virgen no es Dios. Y la adoración es exclusiva de Dios. Nosotros no adoramos a la Virgen Santísima, sino que la honramos y veneramos porque es Madre de Dios. Por eso en el Avemaría decimos «ruega por nosotros». En las letanías del Rosario; cuando nos dirigimos a Dios decimos «ten misericordia de nosotros». En cambio, cuando nos dirigimos a la Virgen decimos «ruega por nosotros». Acudimos a María para que Ella nos lleve a Dios.
A Dios se le tributa un culto de «latría», que es adoración. A los santos un culto de «dulía«, que es veneración. El culto a María es de «hiperdulía», porque ella está por encima de todos los santos.
Dando culto a María cumplimos lo del Evangelio. «Me llamarán bienaventurada todas las generaciones».
La siguiente presentación es original de Arguments, en su espacio de Curso de catequesis.
Ha sido un inmenso placer publicar en este espacio, lo concerniente a nuestra Madre Celestial María Santísima, con la fe de que se aclararan o disiparan muchas dudas y brindarles las herramientas necesarias para contestar como debe ser cuando seamos atacados por otras "religiones". En otra oportunidad les explicaré porque la Religión Católica es la verdadera.
PD: Pido disculpas por haberme separado de ustedes desde el viernes, pero estaba de reposo porque presenté intoxicación y migraña, con el favor de Dios y María Santísima ya estoy mejor.
PD2: Les dejo aquí también la programación de las festividades religiosas en honor a los 358 años de la aparición de Nuestra Señora de Coromoto, Patrona de Venezuela, y los 60 años de elevación a parroquia. Recuerden hacer click sobre las imágenes para ampliarlas.
La razón de este escrito es para de alguna manera dar a conocer datos de nuestra Madre celestial con basamento teológico que de alguna manera refutan muchas creencias equivocadas que otras "religiones" o sectas tienen de ella. Lo que quiero compartir está basado en el libro Para Salvarte. Evangelización Católica del Siglo XXI de Jorge Loring, S.I. Es un compendio de lo que todo cristiano debe saber para esta vida y la eterna, en un lenguaje llano que todos podemos entender, afortunadamente lo pudo adquirir mi esposo el año pasado en el acto de Renovación del Ministerio Extraordinario de la Sagrada Comunión de la Arquidiócesis de Valencia, y que pueden descargar fácilmente por capítulos en esta página en internet Para Salvarte P. Jorge Loring.
Recomiendo ponerle mucha atención a la lectura de este post, aunque parece largo vale la pena leerlo completo poco a poco y entendiendo lo que se está leyendo. Si lo prefieres léelo en voz alta, verás como se aclaran muchas dudas si las tienes.
La Santísima Virgen María es la más Santa de todas las criaturas, llena de gracias y virtudes, concebida sin pecado original, que es Madre de Dios y Madre nuestra, y está en el cielo en cuerpo y alma.
María es la criatura más excelsa salida de la manos de Dios. Podemos imaginarnos cómo será María que es la mujer proyectada y realizada por un Dios Omnipotente, para ser su propia madre. Por eso fue dotada de tantas gracias y privilegios. Ya en el siglo II se decía: «María, por encima de Ti, sólo Dios; por debajo de Ti, todo lo que no sea Dios».
Decimos que la Virgen María es Madre de Dios, porque de ella nació Jesucristo que es verdadero Dios y verdadero hombre.
María es la Madre de Jesucristo, pues ella le dio un cuerpo humano. Pero como Jesucristo, además de ser Hombre, es Dios, María Santísima es también Madre de Dios. María es madre de un hombre que tiene Persona Divina. Ocurre lo mismo que si a uno le hacen alcalde. Su madre sería la madre del alcalde. Ella no le ha dado la alcaldía, pero, por haberle dado el cuerpo, es su madre; y al ser su madre es madre de todo lo que él es: madre del alcalde.
Tú también llamas madre a la mujer que te ha dado tu cuerpo, pero no tu alma, que ha sido infundida por Dios. Sin embargo la llamas madre porque ella te ha dado a luz, aunque ella no te haya dado todo lo que tú eres.
Jesucristo es Dios desde el momento de su concepción, por lo tanto la Persona que nace de María es Dios, y por lo mismo María es Madre de Dios. Dice San Pablo: «Al llegar la plenitud de los tiempos envió Dios a su Hijo nacido de una mujer». Que María es Madre de Dios es dogma de fe. Fue definido por el Concilio de Éfeso en el año 431.
La misma Biblia llama a María Madre de Dios cuando dice Isabel: «¿Cómo es que viene a verme la Madre de mi Señor?». Evidentemente que aquí «Señor» se refiere a Dios.
Jesús fue concebido, no por obra de varón, sino milagrosamente, por virtud del Espíritu Santo. Dice San Mateo: «El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: desposada María con José, sin haber estado juntos, se halló que ella había concebido por obra del Espíritu Santo».
San Lucas dice: «Lo que nacerá de ti se llamará Hijo de Dios». «Según la mentalidad semítica, el nombre dado o atribuido a alguien correspondía a una realidad. (...) De ahí que “llamarse” Hijo de Dios equivalía a serlo estrictamente por naturaleza». María estaba desposada con José, aunque todavía no vivían juntos.
Los desposorios entre los judíos equivalían a nuestra boda, aunque no eran nupcias definitivas. Si después de los desposorios ella era infiel a su marido se la consideraba adúltera; y si éste moría, a ella se la consideraba viuda. «Los desposorios judíos suponían un compromiso tan real que al prometido se le llamaba “marido”». Aunque María no vivía todavía con San José, ya era su legítima esposa. Por eso el ángel llama a María esposa: «José, no temas aceptar a María, tu esposa».
El teólogo protestante de fama internacional Max Thurian dice que los que niegan la concepción virginal de Cristo no son fieles a la Biblia: «La virginidad de María constituye un indudable dato objetivo del texto del Nuevo Testamento».
Max Thurian murió, a los 75 años, el 15 de Agosto de 1996, en Ginebra, su ciudad natal. Se convirtió al catolicismo en 1987. Sus estudios bíblicos le llevaron a descubrir el papel de María en la Iglesia.
Y San Lucas dice de Jesús «que se pensaba que era hijo de José», dando a entender que en la realidad no lo era en el sentido que la gente creía.
Dice San Mateo : «Sin que José hubiera tenido relación con María, ella dio a luz un hijo». Las mismas dudas de José confirman la concepción virginal de María, pues cuando él vio las señales externas del embarazo de su mujer, sabiendo que aquello no era suyo, pues él no había hecho nada para dejarla embarazada, le entraron tremendas dudas ante lo que sus ojos le evidenciaban y la virtud que él conocía de María.
Al no poder armonizar las dos cosas, estaba en una duda angustiosa hasta que el ángel le tranquilizó afirmándole que lo de su mujer era obra del Espíritu Santo.«La virginidad no tenía en el judaísmo ninguna aureola. Al contrario, todas las honras eran para la mujer fecunda», pues tenía esperanza de que El Mesías saliera de su descendencia.
La Virgen María tuvo un solo hijo, que fue Jesucristo. Cuando el Evangelio habla de los hermanos de Jesús, se refiere a los primos hermanos y parientes, que, entre los judíos, también se llamaban hermanos. En hebreo no había palabra para decir «primo». La palabra «hermano» abarcaba varios grados de parentesco. «Se llamaban “hermanos” a parientes y allegados».
El mismo San Juan llama «hermana» de María a la mujer de Cleofás, el hermano de San José, que propiamente era su cuñada. Pero San Juan la llama «hermana», porque para él los hermanos son los parientes, en general.
Los Testigos de Jehová para hacer creer a la gente que María Santísima no fue virgen, sino que tuvo muchos hijos, enseñan el texto del Evangelio donde dice que Santiago y José eran hermanos de Jesús. Pero aquí, como en otros muchos de sus engaños, presentan el texto que puede complicar, y ocultan el texto que puede aclarar.
Efectivamente, el mismo Santo Evangelio dice que al pie de la cruz estaba la Madre de Jesús, y junto a ella la madre de Santiago y José. Era la mujer de Cleofás , hermano de San José. Cleofás es el mismo nombre en griego que Alfeo en arameo. Son los dos nombres que se daban al hermano mayor de José, esposo de la Virgen. Era el padre de Santiago el Menor y José, y estaba casado con la otra María que estaba al pie de la cruz junto a la Virgen. Se casó con ella después de enviudar de su primer matrimonio del que nacieron Simón y Judas Tadeo.
Luego la madre de Santiago y José es distinta de la madre de Jesús. Entonces, ¿por qué dice el Evangelio que Santiago y José eran hermanos de Jesús? Porque eran parientes, y éstos entre los hebreos se llamaban hermanos.
Efectivamente, sabemos por la Biblia que Abrahán era tío de Lot. Sin embargo, Lot y Abrahán se llaman entre sí «hermanos» cinco veces. En otro sitio dice que Labán era tío de Jacob. Y después dice que Labán llama hermano a Jacob.
A Rebeca su madre la llama «hermana». La Biblia llama «hermanos» a los de la misma raza. El mismo Jesús llamó «hermanos» a los discípulos , y a todo el que hiciera la voluntad del Padre .
Si la Virgen María hubiera tenido otros hijos, Jesús en la cruz no se la hubiera encargado a Juan, sino a ellos . «Es evidente que María no tuvo otros hijos que velaran por ella» .
Es decir, María Santísima tuvo un solo hijo: Jesús. Cuando el Evangelio lo llama «primogénito» afirma que es el primer hijo; pero eso no significa, según el modo de hablar de entonces, que siguieran otros hijos después. «Primogénito» significa «no precedido de otro». Prescinde de la existencia de otros posteriores.
Hace poco se ha descubierto una inscripción sepulcral de una madre joven hebrea que «murió al dar a luz a su hijo primogénito». Es decir, a su hijo primogénito no siguieron otros.
Se trata de un epitafio, de una mujer llamada Arsinoe, descubierto en la necrópolis judía de Tell el Yehudieh, que lleva fecha del 28 de enero del año 5 antes de Cristo, y que dice así: «Los dolores del parto de mi hijo primogénito me condujeron a la muerte». «A este propósito dice San Jerónimo que “todo unigénito es primogénito, pero no todo primogénito es unigénito”».
Cuando los Testigos de Jehová van engañando a los incautos que les escuchan diciendo que María tuvo muchos hijos, saben que no es así, pues presumen de conocer la Biblia. Enseñan el texto oscuro que he citado y se callan el texto claro. Esto no es honrado, pero es su modo de proceder.
En octubre de 2002 la revista Archaeology Review anunciaba el hallazgo de una urna funeraria del siglo I con esta inscripción en arameo: «Santiago, hijo de José y hermano de Jesús». Pero después se demostró que era una falsificación.
Algunos opinan que los llamados por el Evangelio «hermanos de Jesús» eran hijos de San José de un anterior matrimonio, pues era viudo, según el escrito apócrifo del siglo II Protoevangelio de Santiago. Pero es preferible la explicación que yo he dado anteriormente.
La virginidad de María es dogma de fe. Fue definido en el año 649.La Iglesia enseña, desde el siglo V, que María fue virgen antes del parto, en el parto y después del parto. «La “virginidad en el parto” es fe de toda la Iglesia desde el siglo IV». Fue confirmada por el Concilio Vaticano II. Por eso la llama «la siempre Virgen María». Es de fe que María Santísima permaneció siempre virgen.
«La traducción literal de “hasta que” admite en castellano “después sí”. Pero en la Biblia no acepta cambio de situación posterior». En el Segundo Libro de Samuel se dice: «Mical, hija de Saúl, nunca tuvo hijos hasta su muerte». Naturalmente esto no quiere decir que después de su muerte sí los tuviera.
Jesús emplea la palabra «mujer» para dar solemnidad a lo que dice, pues en hebreo «mujer» equivale a «Señora».
La Santísima Virgen es nuestra Madre del cielo. María es nuestra madre, pues es madre de Jesucristo, que es cabeza del Cuerpo Místico de Cristo. La madre de la cabeza, es también madre de todos los miembros del mismo cuerpo. Y nosotros somos los miembros del Cuerpo Místico de Cristo. Por eso María es madre nuestra. Pablo VI el año 1964 en el discurso de clausura de la 3ª Sesión del Concilio Vaticano II la proclamó Madre de la Iglesia.
«Lo que el título “Madre de la Iglesia” expresa (...) se refiere, no a cada individuo, sino al organismo completo, al Cuerpo Místico de Cristo, al pueblo cristiano, al pueblo de Dios, a la Iglesia como familia divina en la Tierra, con sus fieles y sus pastores».
Que Jesús encargue a Juan que se ocupe de su Madre es perfectamente normal; lo que no es normal es el encargo paralelo a María diciéndole que cuide con cariño de Juan. Esto parece innecesario. Si Juan se va a encargar de María la correspondencia de ella era evidente. Insistir en ello parece superfluo y poco delicado. Toda mujer normal no necesita que se lo digan. Lo hace espontáneamente. El encargo de Jesús supone un contenido teológico trascendental. En Juan estamos todos representados. Además, allí presente estaba la madre de Juan. Encargar Juan a María sería ofensivo para su madre María Salomé. No hay duda de que en las palabras de Jesús hay un sentido más profundo de lo que parecen indicar: Jesús entrega una MADRE a la HUMANIDAD. Estas palabras tienen un sentido trascendental, dicen relación a todos los hombres, tienen sentido universal.
María es madre física de Jesús y madre espiritual de los hombres. Debemos amar a María y honrarla de todo corazón. Así daremos gusto al Señor que, como todo hijo bien nacido, se alegra de ver a su Madre Santísima honrada y amada.
Para valorar las cualidades de María, bastaría caer en la cuenta de que Cristo pudo hacer a su Madre a su gusto. ¿Cómo hubieras tú dotado a tu madre si esto hubiera estado en tu mano? Cristo pudo hacerlo y era omnipotente.
La Santísima Virgen es la mujer más grande que ha existido en el mundo. María Santísima es la criatura más excelsa que ha salido de las manos de Dios.
Por eso dice la Biblia que es «bendita entre todas las mujeres», y que la «llamarán bienaventurada todas las generaciones».
Debemos acudir a la Santísima Virgen en todas nuestras penas y tentaciones. Ella lo puede todo, pues Dios todo se lo concede, porque es la Madre de Cristo, y porque nunca tuvo pecado, ni siquiera el original. «María ha permanecido pura de todo pecado personal a lo largo de toda su vida».
Por eso San Lucas la llama «llena de gracia». El hecho de que María Santísima haya sido preservada del pecado original desde el primer instante de su concepción, en el seno de su madre Santa Ana, es lo que queremos expresar al decir la «Inmaculada Concepción».
La Iglesia celebra la fiesta de la Inmaculada Concepción de María desde el siglo VII. El pueblo español veneraba a la Inmaculada Concepción muchos años antes de ser definida. El mismo Murillo pintó sus treinta cuadros de la Virgen Inmaculada, trescientos años antes de la definición dogmática.
El mismo pueblo español, siglos antes de que se definiese el dogma de la Inmaculada, cantaba:
«Si quiso y no pudo, no es Dios;
Si pudo y no quiso, no es Hijo;
Digamos, pues, que pudo y quiso».
Si pudo y no quiso, no es Hijo;
Digamos, pues, que pudo y quiso».
Y Escoto, con estilo conciso, dijo: «Potuit, decuit, ergo fecit»: «Pudo hacerlo, convino hacerlo, luego lo hizo». El dogma de la Concepción Inmaculada de María fue definido, el 8 de diciembre de 1854, por el Papa Pío IX.
«El crecimiento de María, que partió ya de una santidad superior a la de toda otra simple criatura, y que no sufrió interrupción, alcanzó al final de su vida terrena, un ritmo asombroso y una cumbre altísima». La redención de María fue preventiva en atención a que iba a ser Madre de Dios. Lo mismo que hay medicinas curativas y otras preventivas, que evitan contraer la enfermedad. La redención de María fue preventiva, pues la preservó de todo pecado.
Dios pudo haber hecho que Jesucristo apareciese en el mundo en edad adulta, pero no quiso. Se lo entregó a María. Lo puso en sus manos. Dios ha querido servirse de ella en la encarnación, en la redención y en la salvación de todos los hombres.
Cristo nos lleva al Padre: «Nadie va al Padre sino por Mí». Cristo es el mediador con el Padre. Así lo dice San Pablo en su carta a Timoteo. Pero como dijo el Papa Juan Pablo II en su tradicional audiencia de los miércoles, el 1º de Octubre de 1997, las palabras de Pablo excluyen toda mediación paralela, no una mediación subordinada, como es la de María.
Cristo es mediador principal, porque nos ha redimido por sus propios méritos. Sin dependencia de otra persona. María es el camino para llegar a Cristo. En Belén lo presentó a pastores y reyes, en Caná es intercesora, al pie de la cruz es corredentora, y en el cenáculo ora por todos.
María es la mediadora secundaria, subordinada a Cristo. Es mediadora porque intercede por nosotros. El Concilio Vaticano II dice de María que «su múltiple intercesión nos obtiene los dones de la salvación eterna». María nos acerca a Cristo lo mismo que la Luna nos refleja la luz del Sol.
En las iglesias suele haber muchas imágenes de la Virgen: del Carmen, del Rosario, de los Dolores, de las Angustias, de los Remedios, del Socorro, de la Consolación, de la Misericordia, de la Paz, etc. Es que María Santísima tiene muchos títulos y prerrogativas.
Cada pueblo tiene su Virgen, su Patrona. Pero todas son imágenes o retratos de la única y verdadera Virgen María, que está en el cielo en cuerpo y alma. Esta elevación de María al cielo en cuerpo y alma se llama Asunción. La Asunción fue declarada dogma de fe, por el Papa Pío XII, el 1º de noviembre de 1950 por la bula "Munificentissimus Deus", con estas palabras: «Pronunciamos, declaramos y definimos que es dogma revelado de fe católica: que la Inmaculada Madre de Dios siempre Virgen María, concluido el tiempo de su vida terrena, fue llevada en cuerpo y alma a la celeste gloria».
«”Ser llevada" se dice en latín "assumi", de donde procede el término "Asunción", de significado pasivo, para distinguirla de "Ascensión" que tiene significado activo, y es el misterio de Jesucristo, quien "subió" a los cielos por su propia virtud, mientras que María "fue llevada"»
La Asunción de María tiene dos significados: El uno es, negativo, en cuanto supone que su cuerpo santísimo no sufrió la corrupción del sepulcro; y otro positivo, que significa la glorificación del mismo cuerpo, la cual a su vez supone la resurrección anticipada».
«La Iglesia profesó desde los primeros siglos la fe en la Asunción de María Santísima en cuerpo y alma a los cielos. Esto lo podemos comprobar por la liturgia de la Iglesia desde el principio y por los documentos de los Padres y Doctores de la Iglesia». La fiesta de la Asunción se celebraba ya el 15 de agosto por los años 500 después de Cristo.
Una de las mejores devociones a la Santísima Virgen es el rezo del Santo Rosario. Si puedes rezarlo en una iglesia, mejor. Si no, rézalo en cualquier rato libre, o mientras te viene el sueño. Te aconsejo que hagas un esfuerzo por rezarlo, pues es un obsequio muy agradable a la Virgen, como ella misma lo ha dicho en Lourdes y Fátima. Y mejor todavía si lo rezas en familia. Es ésta una práctica muy cristiana. Procura introducir en tu casa esta costumbre, si no la tenéis ya; pues une mucho a la familia. Rezado en una iglesia o en común, tiene indulgencia plenaria.Si rezarlo entero te resulta largo, reza un misterio cada día.
«El cristiano que tiene el Rosario en una mano, la Biblia en la otra y a Cristo en su corazón es un cristiano invencible». El rezar a la Virgen es una devoción muy bonita. María es la mujer más digna de amor que ha existido jamás. Es un amor que dignifica y engrandece. Su dulce recuerdo puede protegerte contra tentaciones que están en el extremo opuesto de la pureza.
La primera parte del Avemaría se ha sacado del Evangelio de San Lucas. «La segunda parte la hizo el pueblo de Dios, allá por el año 431, con motivo del Concilio de Éfeso, donde se ratificó el mayor título de grandeza de María, el de Madre de Dios.
Otra recomendable devoción a la Virgen es el Santo Escapulario. Fue una revelación a San Simón Stock, General de los Carmelitas, en el siglo XIII. La Virgen le prometió que quien muera llevando el Escapulario del Carmen no se condenaría. Este escapulario debe ser impuesto por un sacerdote, y hay que rezar diariamente tres Avemarías. El escapulario de tela puede ser sustituido por una medalla que lleve por un lado la imagen del Corazón de Jesús y por el otro una imagen de la Virgen. Así lo concedió el Papa.
Tener devoción a María es prenda de salvación. Todo el que rece diariamente en su honor tres Avemarías conseguirá una ayuda especial para tener una buena muerte, según revelación de Dios a Santa Matilde, y como lo demuestra una larga experiencia.
«Recuerden, pues, los fieles que la verdadera devoción a María no consiste ni en un afecto estéril y transitorio, ni en vana credulidad; sino que procede de la fe verdadera por la que somos conducidos a conocer la excelencia de la Madre de Dios y somos excitados a un amor filial hacia nuestra Madre y a la imitación de sus virtudes». Sobre todo su amor a Cristo, su fe firme en la Anunciación, y su fidelidad hasta la cruz.
Los protestantes nos acusan a los católicos de que adoramos a la Virgen María, pero esto es una calumnia. Todos los católicos sabemos que la Virgen no es Dios. Y la adoración es exclusiva de Dios. Nosotros no adoramos a la Virgen Santísima, sino que la honramos y veneramos porque es Madre de Dios. Por eso en el Avemaría decimos «ruega por nosotros». En las letanías del Rosario; cuando nos dirigimos a Dios decimos «ten misericordia de nosotros». En cambio, cuando nos dirigimos a la Virgen decimos «ruega por nosotros». Acudimos a María para que Ella nos lleve a Dios.
A Dios se le tributa un culto de «latría», que es adoración. A los santos un culto de «dulía«, que es veneración. El culto a María es de «hiperdulía», porque ella está por encima de todos los santos.
Dando culto a María cumplimos lo del Evangelio. «Me llamarán bienaventurada todas las generaciones».
La siguiente presentación es original de Arguments, en su espacio de Curso de catequesis.
Ha sido un inmenso placer publicar en este espacio, lo concerniente a nuestra Madre Celestial María Santísima, con la fe de que se aclararan o disiparan muchas dudas y brindarles las herramientas necesarias para contestar como debe ser cuando seamos atacados por otras "religiones". En otra oportunidad les explicaré porque la Religión Católica es la verdadera.
PD: Pido disculpas por haberme separado de ustedes desde el viernes, pero estaba de reposo porque presenté intoxicación y migraña, con el favor de Dios y María Santísima ya estoy mejor.
PD2: Les dejo aquí también la programación de las festividades religiosas en honor a los 358 años de la aparición de Nuestra Señora de Coromoto, Patrona de Venezuela, y los 60 años de elevación a parroquia. Recuerden hacer click sobre las imágenes para ampliarlas.
*.*Dios mediante*.*
-*-Bendiciones infinitas-*-
.*.Se les quiere mucho.*.
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7 comentarios:
Me alegro de que esté mejor. Lo cierto es que echaba de menos tus ecritos. Que post tan completo y bello. ¡Como aprendemos unos de otros!. Me alegra muchísimo que menciones el libro para salvarte. Es el primer libro que cogí tras mi conversión y lo devoré casi en el mismo día. Aplicable para todos los tiempos. SOn muchos los jóvenes que deberían leerlo. Muchas gracias de nuevo
Por cierto es uno de los blog más hermosos que he visto. Las imágenes, la música, los detalles. Ha sido una casa preparada con muchísimo amor. Es un oasis entrar en ella.
GRACIAS!!!
También en mi tierra se celebra hoy el día de la Virgen del Pino, la patrona de Gran Canaria.
Un beso amiga.
Hola Angelica, pasando a saludarte hoy dia de la Virgen, es muy cierto toda esta informnacion de das de nuestra querida madre, los que creemos en ella la amamos y la honramos, gracias siempre gracias. Tienes premios en mi blog! Besos
Una linda y maravillosa entrada dedicada a la Virgen, me encanto leerla!!!!me alegro que te encuentres mejor querida amiga!!!!
Besitos!!!!!!
Realmente reconfortante leer este espacio. Un fuerte abrazo para ti.
Angélica, no había visto esta entrada;está maravillosa!!! Que Dios y la Virgen te guarden; un abrazo,
Carmen
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