sábado, 17 de septiembre de 2011

Abandono total

No te inquietes por las dificultades de la vida, por sus altibajos, por sus decepciones, por su porvenir más o menos sombrío. Quiere tú, lo que Dios quiere. Ofrécele en medio de inquietudes y dificultades el sacrificio de tu alma sencilla que, pese a todo, acepta los designios de su Providencia. 

Poco importa que te consideres fracasado/a, si Dios te considera plenamente realizado/a a su gusto. Piérdete confiado/a ciegamente en ese Dios que te quiere para sí y que llegará a ti, aunque no lo veas. Piensa que estás en sus manos, tanto más fuertemente protegido/a, cuánto más decaído/a y triste te sientas. 

Vive feliz, vive en paz, que nada te altere, que nada sea capaz de quitarte tu paz, ni la fatiga, ni tus fallos. Haz que brote y conserva siempre sobre tu rostro, una dulce sonrisa, reflejo de la que el Señor, continuamente te dirige. Y en el fondo de tu alma coloca, antes que nada todo aquello que te llene de la paz de Dios. Adora y confía. 

Padre Teilhard de Cbardin
Adaptación: Angélica

Feliz fin de semana!!!


.:*:.Hasta la próxima sonrisa.:*:. 
*.*Dios mediante*.* 
-*-Bendiciones infinitas-*- 
.*.Se les quiere mucho.*. 
✿♥✿♥✿ 

jueves, 15 de septiembre de 2011

La vida es maravillosa...

Nos permite muchas veces hacer un alto, 
para ver lo que sucede a nuestro alrededor. 
Nos permite reflexionar, 
pensar, 
meditar, 
cambiar... 


Incluso ver hacia atrás y 
disfrutar de los recuerdos que no cambian, 
de esos a los que a veces nos aferramos... 


Pero lo más importante de todo, 
es que nos permite mirar al frente y 
actuar en función del futuro que nos espera! 


Feliz jueves para tod@s. 



.:*:.Hasta la próxima sonrisa.:*:. 
*.*Dios mediante*.* 
-*-Bendiciones infinitas-*- 
.*.Se les quiere mucho.*. 
✿♥✿♥✿ 

martes, 13 de septiembre de 2011

El círculo del 99.

Había una vez un rey muy triste que tenía un sirviente que era muy feliz. Todas las mañanas llegaba a traer el desayuno y despertaba al rey, cantando y tarareando alegres canciones de juglares. Una sonrisa se dibujaba en su distendida cara y su actitud para con la vida era siempre serena y alegre.

Un día el rey lo mandó a llamar. "Paje -le dijo-. "¿Cuál es el secreto?". "¿Qué secreto majestad?". "¿Cuál es el secreto de tu alegría?". "No hay ningún secreto, alteza". "No me mientas, paje. He mandado a cortar cabezas por ofensas menores que una mentira". "No le miento, alteza, no guardo ningún secreto". "¿Por qué está siempre alegre y feliz? Eh, ¿por qué?". Majestad, no tengo razones para estar triste. Su alteza me honra permitiéndome atenderlo. Tengo mi esposa y mis hijos viviendo en la casa que la Corte nos ha asignado, somos vestidos y alimentados y además, su alteza me premia de vez en cuando con algunas monedas para darnos algunos gustos. ¿Cómo no estar feliz?". "Si no me dices ya mismo el secreto, te haré decapitar -dijo el rey-. Nadie puede ser feliz por esas razones que has dado". "Pero majestad, no hay secreto. Nada me gustaría más que complacerlo, pero no hay nada que yo esté ocultando...". "¡Vete, vete antes de que llame al verdugo!". El sirviente sonrió, hizo una reverencia y salió de la habitación.

El rey estaba como loco. No consiguió explicarse cómo el paje estaba feliz viviendo de prestado, vistiendo ropa usada y alimentándose con las sobras de los cortesanos. Cuando se calmó, llamó al más sabio de sus asesores y le contó su conversación de la mañana: ¿Por qué él es feliz? "Ah majestad, lo que sucede es que él está fuera del círculo". "¿Fuera del círculo?". "Así es". "Y como salió?". "Nunca entró". "Qué círculo es ese?" "El círculo del 99". "Verdaderamente, no te entiendo nada". "La única manera para que entendieras, sería mostrártelo con hechos". "¿Cómo?". "Haciéndo entrar a tu paje en el círculo". "Eso obloguémoslo a entrar". "No alteza, nadie puede obligar a nadie a entrar en el círculo". "Entonces habrá que engañarlo". "No hace falta, su majestad. Si le damos la oportunidad, él entrará solito". "¿Solito? Pero, ¿él no se dará cuenta de que eso es su infelicidad?". "Sí se dará cuenta". "¡Entonces no entrará!" "No lo podrá evitar". "¿Dices que él se dará cuenta de la infelicidad que le causará entrar en ese ridículo círculo, y de todos modos entrará en él y no podrá salir?". Tal cual Majestad. ¿Estás dispuesto a perder un excelente sirviente para poder entender la estructura del círculo?". "Sí". "Bien, esta noche te pasaré a buscar. Debes tener preparada una bolsa de cuero con 99 monedas de oro, ni una más ni una menos". "¡99! ¿Qué más? ¿Llevo los guardias por si acaso?". "Nada más que la bolsa de cuero. Majestad, hasta la noche..." 

 Así fue. Esa noche, el sabio pasó a buscar al rey. Juntos cruzaron los patios del palacio y se ocultaron, junto a la casa del paje. Allí esperaron el alba. Cuando dentro de la casa se encendió la primera vela, el hombre sabio agarró la bolsa y le pegó un papel que decía: "Este tesoro es tuyo. Es el premio por ser un buen hombre. Disfrútalo y no cuentes a nadie cómo lo encontraste". Cuando el paje salió, el sabio y el rey espiaban, para ver lo que sucedía. El sirviente vio la bolsa, leyó el papel, agitó la bolsa y al escuchar sonido metálico se estremeció, apretó la bolsa contra el pecho, miró hacia todos lados y cerró la puerta. El rey y el sabio se arrimaron a la ventana para ver la escena. El sirviente había tirado todo lo que había sobre la mesa y dejado solo la vela. Se había sentado y había vaciado el contenido en la mesa. Sus ojos no podían creer lo que veían. ¡Era una montaña de monedas de oro! Él, que nunca había tocado una de estas monedas, tenía ahora una montaña de ellas para él. El paje las tocaba y amontonaba, las acariciaba y hacía brillar la luz de la vela sobre ellas. Las juntaba y desparramaba, hacía pilas de monedas. Así, jugando y jugando empezó a hacer pilas de 10 monedas. Una pila de diez, dos pilas de diez, tres pilas, cuatro, cinco... y mientras sumaba 10, 20,30, 40, 50, 60... hasta que formó la última pila: ¡99 monedas! Su mirada recorrió la mesa primero, buscando una moneda más; luego en el piso y finalmente en la bolsa. "No puede ser", pensó. Puso la última pila al lado de las otras y confirmó que era más baja. "¡Me robaron -gritó- me robaron, malditos!". Una vez más buscó en la mesa, en el piso, en la bolsa, en sus ropas, sus bolsillos, corrió los muebles, pero no encontró lo que buscaba. Sobre la mesa, como burlándose de él, una montañita resplandeciente le recordaba que había 99 monedas de oro "solo 99". "99 monedas". Es mucho dinero -pensó-. Pero me falta una moneda. Noventa y nueve no es un número completo. Cien es un número completo pero noventa y nueve, no". El rey y su asesor miraban por la ventana. La cara del paje ya no era la misma, estaba con el ceño fruncido y los rasgos tiesos, los ojos se habían vuelto pequeños y arrugados y la boca mostraba un horrible rictus. 

El sirviente guardó las monedas en la bolsa y mirando para todos lados para ver si alguien de la casa lo veía, escondió la bolsa entre la leña. Tomó papel y pluma y se sentó a hacer cálculos. ¿Cuánto tiempo tendría que ahorrar el sirviente para comprar su moneda número cien? Todo el tiempo hablaba solo, en voz alta. Estaba dispuesto a trabajar duro hasta conseguirla. Después, quizás no necesitara trabajar más. Con cien monedas de oro, un hombre puede dejar de trabajar. Con cien monedas de oro un hombre es rico. Con cien monedas se puede vivir tranquilo. Sacó el cálculo. Si trabajaba y ahorraba su salario y algún dinero extra que recibía, en once o doce años juntaría lo necesario. Sacó las cuentas: Sumando su trabajo en el pueblo y el de su esposa, en siete años reuniría el dinero. ¡Era demasiado tiempo! Quizás pudiera llevar al pueblo lo que quedaba de comidas todas las noches y venderlo por unas monedas. De hecho, cuanto menos comieran, más comida habría para vender... Vender... Vender... Estaba haciendo calor. ¿Para qué tanta ropa de invierno, para qué más de un par de zapatos? Era un sacrificio, pero en cuatro años de sacrificios llegaría a su moneda cien. 

El rey y el sabio volvieron al palacio. El paje había entrado en el círculo del 99. Durante los siguientes meses, el sirviente siguió sus planes tal como se le ocurrieron aquella noche. Una mañana, el paje entró a la alcoba real golpeando las puertas, refunfuñando de pocas pulgas. "¿Qué te pasa?", preguntó el rey de buen modo. "Nada me pasa, nada me pasa". "Antes, no hace mucho, reías y cantabas todo el tiempo". "Hago mi trabajo, ¿no? ¿Qué querría su alteza, que fuera su bufón y su juglar también?". No pasó mucho tiempo antes de que el rey despidiera al sirviente. No era agradable tener un paje que estuviera siempre de mal humor. 

Ustedes y yo y todos alrededor hemos sido educados en esta sicología: Siempre nos falta algo para estar completos, y solo completos se puede gozar de lo que se tiene. Por lo tanto, nos enseñaron, la felicidad deberá esperar a completar lo que falta. Y como siempre nos falta algo, la idea retoma el comienzo y nunca se puede gozar de la vida. Pero qué pasaría si la iluminación llegara a nuestras vidas y nos diéramos cuenta, así, de golpe, que nuestras 99 monedas son el cien por ciento del tesoro, que no nos falta nada, que nadie se quedó con lo nuestro, que nada tiene de más redondo cien que noventa y nueve, que todo es solo una trampa, una zanahoria puesta frente a nosotros para que seamos tontos, para que jalemos del carro, cansados, malhumorados, infelices o resignados. Una trampa para que nunca dejemos de empujar y que todo siga igual... ¡eternamente igual! Cuántas cosas cambiarían si pudiéramos disfrutar de nuestros tesoros tal como están. 

Aportación de Sara Diana Ibáñez para Vitaminas diarias para el espíritu de Humberto A. Agudela C.



.:*:.Hasta la próxima sonrisa.:*:. 
*.*Dios mediante*.* 
-*-Bendiciones infinitas-*- 
.*.Se les quiere mucho.*. 
✿♥✿♥✿ 

domingo, 11 de septiembre de 2011

Oración a Nuestra Señora de Coromoto por Venezuela



Virgen Santísima, 
Madre de Dios 
y Madre nuestra, por 
cuya poderosa 
mediación de los fieles llegaron 
al conocimiento de la Fe Cristiana. 
Hermosísima Aurora que brillasteis 
apareciendo en Coromoto 
y nos dejasteis una preciosa 
prenda de vuestro amor en 
una milagrosa imagen apiadaos 
de nosotros. Aliviad nuestros males, 
poderosísima abogada nuestra 
y fortalecednos en la lucha 
contra los enemigos del alma. 
¡Oh, protectora de Venezuela! 
Haced que nuestra nación siga siempre 
en sus leyes, en sus costumbres 
y en su empresa de 
sabios y los salvadores principios del Santo Evangelio. 
Proteged nuestras instituciones, desterrad de 
nosotros el vicio, la impiedad y la indiferencia religiosa, 
en una palabra renovad la Fe en nuestra Patria. 
Promoved en nuestra sociedad 
obras vivificadoras de salud, 
de los beneficios de la paz tranquila, 
honremos y sirvamos fielmente en la tierra 
de vuestro Hijo Jesucristo, 
a fin de gozarle eternamente en el Cielo. 
Amén. 
 
Oración enriquecida con 100 días de indulgencia, 
cada vez, en todo el territorio de Venezuela. 
 
.:*:.Hasta la próxima sonrisa.:*:. 
*.*Dios mediante*.* 
-*-Bendiciones infinitas-*- 
.*.Se les quiere mucho.*. 
✿♥✿♥✿ 

jueves, 8 de septiembre de 2011

100 Años de la Coronación Canónica de Nuestra Señora del Valle. Oración a la Virgen del Valle y Oración del Año Santo Jubilar Mariano


Madre Santísima del Valle 
a tus plantas acudo confiadamente 
para pedirte que infundas en mi alma 
vivos sentimientos de Fe, 
en Jesucristo tu Hijo Divino 
porque Él es el camino, 
la Verdad y la Vida. 
Madre amorosa concédeme la paz espiritual, 
llévame de la mano a los sacramentos 
que en el seno de mi familia 
reine la comprensión y el amor. 
Acepta Madre Santa 
mi más profundo agradecimiento 
por los favores que hasta hoy me has concedido 
y no desoigas las súplicas que te hago ante esta necesidad: 
(Hacer la petición que se desea alcanzar) 
Que nuestra devoción a tí Madre celestial 
acreciente la religión verdadera 
y se avive nuestra Fe, 
en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo. 
Amén. 


Imágen 1: Virgen del Valle venerada en la casa de la familia E.C
Imagenes 2 y 3 tomadas de la red. 
 
.:*:.Hasta la próxima sonrisa.:*:. 
*.*Dios mediante*.* 
-*-Bendiciones infinitas-*- 
.*.Se les quiere mucho.*. 
✿♥✿♥✿ ♣

martes, 28 de junio de 2011

Lo que significa No

No. No es no y hay una sola manera de decirlo: No.

Sin admiración, ni interrogante, ni puntos suspensivos. No, se dice de una sola manera.

Es corto, rápido, monocorde, sobrio y escueto. No. Se dice una sola vez, No.

Con la misma entonación, No. Como un disco rayado, No. Un No que necesita una larga caminata o una reflexión en el jardín no es No.

Un No que necesita de explicaciones y justificaciones, no es No. No, tiene la brevedad de un segundo.

Es un No, para el/la otro(a) porque ya fue para uno(a) mismo(a). No es No, aquí y muy lejos de aquí. No, no deja puertas abiertas ni trampas con esperanzas, ni puede dejar de ser No, aunque el/la otro(a) y el mundo se pongan patas arriba.

No, es el último acto de dignidad.

No, es el fin de un libro, sin más capítulos ni segundas partes.

No, no se dice por carta, ni se dice con silencios, ni en voz baja, ni gritando, ni con la cabeza inclinada, ni mirando hacia otro lado, ni con símbolos devueltos; ni con pena y menos aún con satisfacción.

No es No, porque no.

Cuando el No es No, se mirará a los ojos y el No se descolgará naturalmente de los labios.

La voz del No, no es trémula, ni vacilante, ni agresiva y no deja alguna duda.

Ese No, no es una negación del pasado, es una corrección al futuro.

Y solo quien sabe decir "No" puede decir "Sí".

.:*:.Hasta la próxima sonrisa.:*:.
*.*Dios mediante*.*
-*-Bendiciones infinitas-*-
.*.Se les quiere mucho.*.
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sábado, 25 de junio de 2011

Pastillita de felicidad

Amado corazón:

Tú no estás solo, jamás lo has estado y nunca lo estarás. Dios está contigo en cada segundo de tu vida, más cerca que tus propios pensamientos. Solo es tu idea la que te hace creer que Dios te puede abandonar, pero esto es imposible.

Te voy a explicar... Dios está en el aire que estás respirando y te da la vida. Si te pones la mano en el corazón, verás que ese latido de vida es Dios en tu corazón. El sol que nos viene a alumbrar cada mañana es una bendición de Dios para tí, para que vivas y seas feliz.

¡Tú no tienes porque estar triste nunca! El estado natural del hombre es la alegría, lo que pasa es que vivimos quejándonos por todo lo malo en vez de dar gracias por todo lo que tenemos y esto nos pone triste. Comienza ya a dar gracias por el aire que respiras, cada objeto de vestir o de adorno que llevas en el cuerpo, por la cama que tienes, por cada pedacito de comida que te llevas a la boca, por cada canción que te sabes. Cada vez que pienses en quejarte, busca algo por lo cual dar gracias a Dios. Acostúmbrate a decir por todo "Gracias Padre". Tú vas a ver como tu mundo va a cambiar.

Comienza a sonreir a todo, y no importa lo que te diga la gente es mejor sonreir que estar malencarado. Sonríele al guardia, al médico, al abogado, al barrendero, al ascensorista, al cajero a los que cocinan, al chofer, a la enfermera. Sonríele al mundo y verás que el mundo te sonreirá también.

El rencor y el odio es la madre de la infelicidad. Comienza a perdonar ya a todo el mundo, no importa lo que te hayan hecho o dicho, eso es problema del que condena; el tuyo es el de perdonarlos. Diles (Así sea mentalmente): Te doy mi amor y mi perdón.

Si hablan mal de ti, te critican o te condenan, eso no importa, de los más grandes seres se han dicho las peores cosas. Piensa: Si eso es lo que dicen, ¿dónde está lo que hacen? Yo soy un ser que hago y solo me entiendo con los que hacen y no con los que dicen. Decir, cualquiera dice; para hacer hay que saber y yo soy un ser de acción.

Si has perdido algo o te han robado, o lo has perdido todo, eso tampoco importa. Acuérdate que lo verdaderamente valioso y eterno en ti nadie te lo puede quitar, es tu Ser y tu derecho soberano de sentir y pensar. "Lo maravilloso de cuando todo se pierde, es que solamente nos queda Dios".

Acostúmbrate a bendecir en vez de maldecir o decir malas palabras y verás que las cosas se transforman. Di constantemente a todas las cosas y a todas las personas, no importa lo que sean, hagan o digan, "Dios te Bendice".

Cada vez que no sepas que hacer y estés desesperado(a) y no te acuerdes de nada, repite simplemente el nombre de Dios tantas veces te sea necesario y verás milagros.

DIOS DIOS DIOS

Ruben Cedeño.
Adaptación: Angélica Zambrano


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jueves, 23 de junio de 2011

Háganlo ahora

"Si descubriéramos que sólo nos quedan cinco minutos para decir todo lo que deseamos decir, todas las casetas telefónicas estarían ocupadas por personas que llaman a otras para decirles que las aman" Christopher Morley.

En una clase que doy a personas adultas, recientemente hice lo "imperdonable". ¡Dejé tarea a los alumnos!. La tarea era "acercarse durante la siguiente semana a alguien a quien amen y decirle que lo aman. Tiene que ser alguien a quien nunca le hayan dicho esas palabras con anterioridad o, al menos, con quien no hayan compartido desde hace mucho tiempo".

No parece una tarea muy difícil, hasta que nos detenemos a analizar que la mayoría de los hombres en ese grupo tienen más de 35 años y fueron criados en la generación a la que le enseñaron que expresar las emociones no es "machos". El demostrar los sentimientos o llorar ¡ni Dios lo quiera! no se hacía. Por lo tanto, fue una tarea muy amenazante para algunos.

Al principio de nuestra siguiente clase, pregunté si alguien deseaba compartir lo sucedido cuando confesaron a alguna persona que la amaban. Esperaba plenamente que una de las mujeres se ofreciera como voluntaria, como casi siempre era el caso, pero esa noche, uno de los hombres levantó la mano. Parecía un poco conmovido y un poco impresionado. Cuando se puso de pie (su estatura es de 1,88 metros) empezó a decir: "Dennis, la semana pasada me enfadé bastante contigo cuando nos dejaste esta tarea. No sentí que tuviera a alguien a quién decir esas palabras; además, ¿quién eras tú para sugerirme que hiciera algo tan personal? Sin embargo, cuando conducía hacia mi casa, mi consciencia empezó a hablarme. Me dijo que sabía con exactitud a quién necesitaba decir "te amo".

Hace cinco años, mi padre y yo tuvimos un altercado y nunca lo solucionamos desde entonces. Evitamos vernos, a no ser que sea absolutamente necesario, como en Navidad y en otras reuniones familiares. Incluso entonces, apenas si nos hablamos. Por lo tanto, el martes pasado, cuando llegué a casa, ma había convencido a mí mismo que le diría a mi padre que lo amaba.

Es extraño, pero el solo hecho de tomar esa decisión pareció quitarme un peso de encima. Cuando llegué a casa, me apresuré a entrar para comunicarle a mi esposa lo que iba a hacer. Ella ya estaba en la cama, pero la desperté. Cuando se lo dije, no solo se levantó, sino que lo hizo con rapidez, me abrazó y, por primera vez en nuestra vida matrimonial, me vio llorar. Permanecimos levantados hasta la medianoche, bebiendo café y charlando. ¡Fue maravilloso!.

A la mañana siguiente, me levanté temprano y alegre. Estaba tan entusiasmado que apenas si pude dormir. Llegué temprano a la oficina y logré hacer más en dos horas que lo que hacía antes en todo un día.

A las 9:00 am llamé a mi papá para ver si podia visitarlo después del trabajo. Cuando contestó el teléfono, solo dije: "¿Papá, puedo visitarte esta noche después del trabajp? Tengo algo que decirte..." Mi papá respondió malhumorado: "¿Y ahora qué?" Le aseguré que no tomaría mucho tiempo y, finalmente, aceptó.

A las 5:30 pm estaba en la casa de mis padres y llamaba a la puerta, orando para que papá abriera la puerta. Temía que si mamá la abría, yo me acobardara y se lo dijera a ella en vez de a él. Sin embargo, por suerte papá abrió la puerta. No perdí tiempo. Di un paso y dije: "Papá, sólo vine a decirte que te amo". Fue como si mi papá se transformara. Ante mis ojos, su rostro se suavizó, las arrugas parecieron desaparecer y empezó a llorar. Extendió los brazos, me abrazó y dijo: "También te amo, hijo, pero nunca he podido decírtelo".

Era un momento tan precioso que no quería moverme. Mamá se acercó con lágrimas en los ojos. Yo solo moví la mano para saludarla y le di un beso. Papá y yo nos abrazamos durante un momento más y después me fui. Hacía mucho tiempo que no me sentía tan maravillosamente. No obstante, ese no es mi punto.

Dos días después de esa visita mi papá, que tenía problemas cardíacos y no me lo había dicho, sufrió un ataque y terminó en el hospital, inconsciente. No sé si logrará recuperarse. Por lo tanto, mi mensaje para todos ustedes en la clase es este: No esperen para hacer las cosas que saben que necesitan hacer. ¿Qué habría sucedido de haber esperado para decírselo a mi papá? ¡Tal vez no vuelva a tener la oportunidad! ¡Tomen tiempo para hacer lo que necesitan hacer y háganlo ahora".

Humberto A. Agudelo C.
Vitaminas diarias para el espíritu.
Paulinas-Grupo Editorial.


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martes, 21 de junio de 2011

Fleming


Todo lo que damos a los que nos rodean regresa a nosotros...

Su nombre era Fleming y él era un pobre agricultor inglés. Un día, mientras trataba de ganarse la vida para su familia, escuchó a alguien pidiendo ayuda desde un pantano cercano. Inmediatamente soltó sus herramientas y corrió hacia el pantano. Allí, enterrado hasta la cintura en el lodo negro, estaba un niño aterrorizado, gritando y luchando, tratando de liberarse del lodo. El agricultor Fleming salvó al niño de lo que pudo ser una muerte lenta y terrible.

Al día siguiente, un carruaje muy pomposo llegó hasta los predios del agricultor. Un noble inglés, elegantemente vestido, bajó del vehículo y se presentó como el padre del niño que Fleming había salvado.

-Yo quiero recompensarlo-dijo el hombre-. Usted salvó la vida de mi hijo.
-No, yo no puedo aceptar una recompensa por lo que hice, -respondió el agricultor, rechazando la oferta-.

En ese momento el propio hijo del agricultor salió a la puerta de la casa de la familia.

-¿Es ése su hijo?, -preguntó el noble inglés-.
-Sí, -respondió el agricultor lleno de orgullo-.
-Le voy a proponer un trato, déjeme llevarme a su hijo y ofrecerle una buena educación... si él es parecido a su padre, crecerá hasta convertirse en un hombre del cual usted estará muy orgulloso.

El agricultor aceptó.

Con el paso del tiempo, el hijo de Fleming se graduó en la Escuela de Medicina del St. Mary's Hospital, en Londres, y se convirtió en un personaje conocido a través del mundo: el notorio Sir Alexander Fleming, descubridor de la Penicilina.

Algunos años después, el hijo del noble inglés enfermó de pulmonía. ¿Qué lo salvó? La penicilina.

¿El nombre del noble inglés? Randolph Churchill. ¿El nombre de su hijo? Sir Winston Churchill.

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