Le dice el discípulo al maestro: "Me enviaste a matar a ese animal
en un lugar donde nadie pudiese verme,
y no pude hacerlo porque a todos los lugares
adonde pude ir, Dios me estaba viendo.
La siguiente oración se encontró en el diario de un judío,
desaparecido en un campo de concentración nazi:
"Señor, cuando vuelvas
en tu gloria a la tierra,
no te acuerdes sólo de los
hombres de buena voluntad.
También acuérdate de los
hombres de mala voluntad.
En el día del Juicio Final,
al recordarles a los malos
sus crueldades, atropellos
y su mala fe, acuérdate,
también, de las buenas obras
que realizamos a causa
de su persecución.
Recuérdate de la paciencia,
de la humildad, del compartir,
de los hermosos ideales
y de la grandeza de espíritu
que nuestros enemigos
estimularon en nosotros.
Y por la bondad de tu corazón,
Señor, haz que los frutos
producidos por nuestras obras
sirvan para redimir a los
hombres de mala voluntad".
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Concédeme Señor
la Gracia de vivir en Paz y Armonía
conmigo mism@ y con los demás.
Amén
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Será posible que dejemos de pensar
que los perros y los gatos no pueden
vivir en perfecta armonía.
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