La esposa estaba tan enojada que ni siquiera
quería dirigir la palabra a su esposo.
Al día siguiente, el marido había olvidado
por completo el asunto;
pero la esposa persistía en el mal humor
y seguía ignorando a su esposo.
Y por más que lo intentaba,
no lograba hacer hablar a la esposa.
Ya en la tarde, el marido empezó a revolver toda la casa,
haciendo que buscaba algo.
Y cuando llevaba ya una hora en ese trajín,
la esposa no puede dominarse y le grita:
-¿Se puede saber qué es lo que buscas?
-A Dios gracias!!!. Ya lo he encontrado
-respondió el marido con pícara sonrisa-.
Estaba buscando tu voz.
Fuente: Los más bellos mensajes sobre el arte de alegrar el día.
Gracias Milvia por este cuento.
Gracias Milvia por este cuento.