Un día, caminaba un maestro con sus seguidores. Avanzaban alrededor de él, aprendiendo de todos y de todo. La sabiduría del maestro sacaba temas de cualquier cosa: animales, canciones, elementos de la naturaleza, refranes, acertijos. Todo era nuevo o todo lo hacia nuevo.
Aquel día, era ya el atardecer y se le ocurrió preguntar a los muchachos que lo acompañaban:
Sabemos que ahora empieza la noche, pero ¿ustedes saben cuándo acaba la noche y amanece un nuevo día?
Los alumnos demostraron su ingenio diciendo cada uno, con más o menos tino y gracia, sus ideas:
Cuando distingues una cabra de un toro...
Cuando distingues un árbol del inspector del tráfico...
Cuando distingues una bombilla de un balón de fútbol... un paraguas de una nube...
El maestro escuchaba e insistía para que siguieran discurriendo, hasta que se agotaron y no encontraron más comparaciones. Entonces, les dijo con mucha sabiduría y cariño: -Cuando miras a una persona y reconoces en él a tu hermano; cuando las cosas de la vida que veías siempre negras, las comienzas a ver blancas; cuando sientes que tu corazón se vuelve más tierno y comprensivo, es que amanece. Si no es así, sea la hora que sea, sigue siendo noche para ti.
*.*Dios mediante*.*
-*-Bendiciones infinitas-*-
.*.Se les quiere mucho.*.
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3 comentarios:
HOLA QUE HERMOSO RELATO EL QUE NOS DEJAS AQUI ANGÉLICA LAS ENSEÑANZAS DE LOS MAESTROS EN ESPECIAL LAS DEL SEÑOR SON LAS QUE DEBEMOS MANTENER CADA DÍA. CADA AMANECER ES UN NUEVO COMIENZO CADA VEZ QUE VEMOS LAS COSAS Y SITUACIONES COMO LAS VERÍA DIOS ESTÁ AMANECIENDO CADA VEZ EN NUESTRO CORAZÓN
Hola Angelica, que lindo como siempre tus post! Gracias! Quiero tener muchos dias! Besos
Hola Angélica, que bello tu blog!!! Paso a saludarte y a comunicarte que en mi blog hay un premio para ti, un abrazo,
Carmen
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