Mientras alguien se preocupe por Dios estará ligado a la paz, al amor y a la alegría. José de Sousa Nobre.
Los Pérez García eran una familia de esas que se llaman "familia tipo". Papá, mamá, un hijo y una hija. Los papás trabajaban todo el día para que sus hijos tuvieran una buena educación y para poder comprar todos los libros que fueran necesarios. Los obligaban a estudiar inglés y, desde chiquitos, les enseñaron la importancia de tener un título universitario. Por eso, cuando Jorge les dijo que iba a ser médico, dieron un salto de alegría, llamaron a todos los parientes y amigos e hicieron una fiesta.
Y ni qué decir cuando recibió el diploma de honor. Colocaron una pancarta de felicitación, para que no quedara ningún vecino sin enterarse de que su hijo era un "doctor".
Todo iba bien hasta que, durante la cena, Jorge les contó lo que iba a hacer.
- ¿Médico de frontera? ¿Qué es eso? -preguntaron los papás.
- Voy a ir a ejercer la medicina en países muy pobres, donde casi no hay médicos; lugares en donde hay guerra y la gente ha sido expulsada de su casa.
Los padres no salían de su asombro. Sentían que el mundo se les caía encima. Todas las ilusiones de verlo como uno de los médicos más importantes se terminaban. Ellos habían imaginado que su hijo tendría una casa lujosa, hasta con piscina, parrilla y lugar para varios autos en el garaje. Pero ahora, todo eso se hacía humo.
- ¿Me quieres decir para qué pagué tantos años de inglés y para qué nos esforzamos tanto con tu madre para que tuvieras una buena educación? ¿Me quieres decir para qué estudiaste tanto? ¿Para ir a un lugar peligroso y lejos de casa?, -dijo el padre cuando recuperó el aire.
-Justamente para eso. Siempre pensé que para hacer una cosa así, había que estar bien preparado, tenía que saber otro idioma y tenía que aprovechar al máximo todo lo que pudiera mientras estaba estudiando. No entiendo cómo me dicen una cosa así. Es cierto, ustedes siempre se preocuparon por mi hermana y por mí. Yo aprendí desde chiquito la importancia de ocuparse de los otros y me di cuenta que tenían razón, que lo más lindo que nos puede pasar en la vida es vivirla ayudando a los demás. ¿Ustedes no fueron felices viviendo para nosotros? Bueno, yo ahora quiero vivir para otros que me necesitan, pero si les parece tan mal, no lo hago, no me gustaría que sufran por mi culpa.
Los papás de Jorge se levantaron de la mesa y abrazaron a su hijo. En ese momento comprendieron que su hijo tenía algo mucho más valioso que un diploma de honor, tenía un corazón maravilloso y aunque un día quisieron poner una pancarta, ya habían aprendido que no era necesario.
Adaptación: Angélica M Zambrano P. @Angelicamzp974
Página oficial de: Médicos sin Frontera.
.:*:.Hasta la próxima Ruta, Dios mediante. Bendiciones Infinitas. Paz y Bien..:*:.