Mi día comienza.
Somos totalmente distintos unos de otros, llenos de defectos, tontos y ciegos; impermeables a las cosas buenas del Señor, ignoramos alegremente lo que deberíamos alabar y preferimos lo que deberíamos aborrecer.
Cuando deberíamos obrar la justicia, la mayoría de las veces elegimos hacer el mal. Pero Dios nuestro Padre, contemplándonos como buen padre, nos abraza a nosotros, sus hijos, junto a su pecho. Porque es Dios tiene el amor tierno de un padre por sus hijos. Y es tan grande su amor por nosotros, que él nos ha enviado a su Hijo unigénito, que murio en la cruz, como un cordero manso llevado al matadero.
Y su Hijo recuperó las ovejas perdidas, poniéndoles sobre los hombros piedras preciosas y perlas, para llenar así de su gracia ese barro oscuro que él abrazó junto a su pecho.
Cuando deberíamos obrar la justicia, la mayoría de las veces elegimos hacer el mal. Pero Dios nuestro Padre, contemplándonos como buen padre, nos abraza a nosotros, sus hijos, junto a su pecho. Porque es Dios tiene el amor tierno de un padre por sus hijos. Y es tan grande su amor por nosotros, que él nos ha enviado a su Hijo unigénito, que murio en la cruz, como un cordero manso llevado al matadero.
Y su Hijo recuperó las ovejas perdidas, poniéndoles sobre los hombros piedras preciosas y perlas, para llenar así de su gracia ese barro oscuro que él abrazó junto a su pecho.
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A lo largo del día.
Nuestro Padre nos abrazó junto a su pecho.
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A lo largo del día.
Nuestro Padre nos abrazó junto a su pecho.
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Mi día está terminando
En el ocaso del día, ayúdame a vislumbrar la aurora del nuevo día y el comienzo de una vida nueva. Ayúdame a comprender qué grande es tu amor por todos nosotros, tus hijos.
Tú has enviado a tu hijo unigénito que murió en la cruz para recuperar las ovejas perdidas para traerme nuevamente a donde pertenezco, a una vida nueva, con el abrazo de tu compasión.
Tú has enviado a tu hijo unigénito que murió en la cruz para recuperar las ovejas perdidas para traerme nuevamente a donde pertenezco, a una vida nueva, con el abrazo de tu compasión.
Oración final.
Glorificando al Padre desde la cruz.
Mi alma ahora está turbada.
Y ¿Qué diré:
Padre, líbrame de esta hora?
¡Para eso he llegado a esta hora!
¡Padre, glorifica tu Nombre!
Juan 12, 27-28.
Glorificando al Padre desde la cruz.
Mi alma ahora está turbada.
Y ¿Qué diré:
Padre, líbrame de esta hora?
¡Para eso he llegado a esta hora!
¡Padre, glorifica tu Nombre!
Juan 12, 27-28.
.:*:.Hasta la próxima sonrisa.:*:.
-*-Bendiciones infinitas-*-
.*.Se les quiere mucho.*.
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