Hoy pediré luz al Padre Dios para que en la oración me ayude a ver lo que le desagrada de mi vida, para corregirlo con su ayuda y mi respuesta. Y que esto, en vez de sumirme en la desesperanza, me mantenga en la humildad y me haga acreedor@ a su misericordia.
Esta noche antes de entregarme al descanso quiero contemplar lo que significó para Jesucristo entrar, como uno de nosotros, en la historia humana.
Lo haré con esta significativa consideración: Jesús, Verbo de Dios, Dios como el Padre, en la plenitud de los tiempos quisiste entrar en el mundo como hombre verdadero, nacido de mujer, entre hombres verdaderos, desfigurados por el pecado, esclavos del temor a la muerte.
Pagaste un precio muy alto para entrar en la historia, pues te hiciste hijo de Tamar, la incestuosa; de Rajab, la prostituta; de Ruth, la extranjera; de David, el sanguinario y adúltero; de Jacob, el mentiroso; de José, el carpintero; de María, la mujer virgen de Nazareth...
Como "Hijo del Hombre", compartiste las penas, los males y las esperanzas de los hombres... Obedeciendo al Padre hasta la muerte, y con esa muerte de cruz, destruiste el pecado del mundo, y en tu carne abriste a los hombres un camino nuevo y viviente hacia el Padre...
Señor, ante todo esto, no nos cabe otro camino que el indicado por Pablo: Que abriguemos en nosotros los mismos sentimientos de Cristo que, siendo Dios se hizo uno de nosotros, y siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza. Amén.
Esta noche antes de entregarme al descanso quiero contemplar lo que significó para Jesucristo entrar, como uno de nosotros, en la historia humana.
Lo haré con esta significativa consideración: Jesús, Verbo de Dios, Dios como el Padre, en la plenitud de los tiempos quisiste entrar en el mundo como hombre verdadero, nacido de mujer, entre hombres verdaderos, desfigurados por el pecado, esclavos del temor a la muerte.
Pagaste un precio muy alto para entrar en la historia, pues te hiciste hijo de Tamar, la incestuosa; de Rajab, la prostituta; de Ruth, la extranjera; de David, el sanguinario y adúltero; de Jacob, el mentiroso; de José, el carpintero; de María, la mujer virgen de Nazareth...
Como "Hijo del Hombre", compartiste las penas, los males y las esperanzas de los hombres... Obedeciendo al Padre hasta la muerte, y con esa muerte de cruz, destruiste el pecado del mundo, y en tu carne abriste a los hombres un camino nuevo y viviente hacia el Padre...
Señor, ante todo esto, no nos cabe otro camino que el indicado por Pablo: Que abriguemos en nosotros los mismos sentimientos de Cristo que, siendo Dios se hizo uno de nosotros, y siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza. Amén.
*.*Dios mediante*.*
-*-Bendiciones infinitas-*-
.*.Se les quiere mucho.*.
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