El perdón tiene el sabor, olor y color que tú le pongas... Angélica Zambrano.
Hay muchas historias que podría publicar reseñando hechos y vivencias, pero esta vez voy a escribirles a manera personal, como me lo han pedido en emails; las otras historias las iré publicando a medida que vayamos desarrollando el tema en los próximos días; entonces: "Hablemos del Perdón".
El perdón es un tema delicado y desde mi punto de vista, es de decisión y aprendizaje propio, pues quien soporta ese yugo o esa carga es un@ mism@ no el otro; por eso me atrevo a afirmar que el perdón tiene el sabor, olor y color que cada uno le ponga, por eso se debe adornar como uno quiera porque es un regalo para uno mismo.
Considero que el aprender a perdonar cuesta lo que uno quiere que cueste, es decir, uno mismo le otorga el valor ya que uno decide cuanto vale la rabia que va a soltar y evidentemente cuando no se desprende de eso quiere decir entonces que esa "basura" vale más que la limpieza del alma... Cuanto más retrasemos el perdón, más difícil nos resultará perdonar. El perdonar es cosa de valientes y aquell@s que lo hacen reciben el premio de la Paz y de la Alegría Interior; por eso digo que es un regalo para uno.
Cuando se quiere perdonar, se debe hacer con el corazón, bastante lo hemos escuchado y repetido, pero caramba cuanto cuesta aplicarla!!! pero resulta que así es más fácil olvidar la afrenta. El secreto de saber si se ha logrado perdonar o no radica, a mi manera de aprendizaje, en que si te acuerdas del hecho en sí, y no te causa ningún efecto, no hay dolor, sólo lo recuerdas como una experiencia más y efectivamente; cambias el sentir negativo por lo que se aprendió, es decir por lo positivo que se obtuvo y puedes tranquilamente seguir adelante, sabrás que has perdonado total y completamente, sin rencor, cuando ya el dolor, el vacío, la tristeza, la rabia y el rencor no lo sientes en tu pecho o en el corazón, siéntete feliz y realizad@ has perdonado.
Lo más sabroso de perdonar es que te logras liberar de una carga de energía negativa que te envuelve sin darte cuenta, al perdonar queda tu interior tan limpio y perfumado que tendrás la capacidad de atraer a los demás por la luz que desprendes. Parece mentira como nos dedicamos a limpiar y mantener perfumada nuestra casa, ropa, cocina, el templo exterior (cuerpo), pero nos olvidamos de limpiar nuestro interior y estamos tan llenos de barro, escombros, suciedad, mal olor que sin duda alguna no nos soportamos a nosotr@s mism@s porque somos sepulcros andantes.
Pienso que lo más acertado es poder afirmar: "Me perdono a mí mism@ por no haberme brindado la oportunidad de perdonar". "Me perdono a mi mism@ por no haberte perdonado antes". "Me perdono a mi mism@ por haberme hecho pres@ de la ira durante tanto tiempo". "Me perdono a mi mism@ por haberme apartado de Dios, de ti y de los demás". "Me perdono por creerme fea, incompetente, brut@, entre otros calificativos negativos". He aprendido que la fórmula está en aplicar el perdón a uno mismo y luego a los demás; porque nadie da lo que no tiene.
Lo gratificante es liberarse de ataduras, cargas, lastres, que sólo perjudican nuestro cuerpo, corazón y forma de vida; porque a la larga, generalmente la otra persona ya se ha olvidado del hecho en cuestión. Limpiar nuestra alma y corazón significa abrirle los brazos al Señor y recordar que Él venció todos los obstáculos por nosotros y decirle de alguna manera que estás con Él, que juegas para su equipo y de que estás segur@ que Él vive y existe en cada ser humano que está en este mundo.
El perdonar beneficia a quien lo recibe y mucho más a quien lo otorga, y eso es un verdadero tesoro "el poder soltar"; en Inteligencia Emocional (IE), se aprende el manejo de las emociones, y en la medida que aprendemos a identificar cada una de las emociones y sentimientos que experimentamos en momentos determinados, tendremos la llave maestra para decidir como sentirnos porque la decisión está en uno, ya sea de como actuar, responder, entre otros; porque somos dueñ@s de nuestras emociones.
Recuerda nadie tiene la capacidad de intranquilizarte el espíritu a menos que tú se lo permitas; sólo tú tienes el control, eres quien decide para donde ir, como manejarte; en tal sentido eres la/el total y únic@ responsable de tu vida, por lo tanto debes actuar conforme a lo que creas más conveniente incluyendo tu propia salud mental, física y emocional. Es por eso que el Perdón trae beneficios y no en vano se dice que es un bálsamo para el alma.
Me doy cuenta que sólo los seres humanos, tenemos la capacidad de machacarnos a nosotros mismos y a los demás los errores cometidos, y pueden pasar días, semanas, meses incluso años y continuamos martirizándonos y castigándonos por algún hecho del pasado; si así fuéramos para brindar amor, paz y perdón, el mundo sería mejor. Me pregunto ¿Será que se nos hace más fácil lo negativo, es decir: sufrir, condenar, herir, castigar, vivir con miedo, señalar, manipular y crear dramas emocionales en lugar de vivir en perfecta armonía con los demás y el entorno?
Si Jesucristo fue capaz de perdonar todo y a tod@s y sin que nosotros pronunciemos las palabras "Señor perdóname" ya hemos sido perdonados ¿Por qué tú no puedes hacerlo?.
El perdón es un tema delicado y desde mi punto de vista, es de decisión y aprendizaje propio, pues quien soporta ese yugo o esa carga es un@ mism@ no el otro; por eso me atrevo a afirmar que el perdón tiene el sabor, olor y color que cada uno le ponga, por eso se debe adornar como uno quiera porque es un regalo para uno mismo.
Considero que el aprender a perdonar cuesta lo que uno quiere que cueste, es decir, uno mismo le otorga el valor ya que uno decide cuanto vale la rabia que va a soltar y evidentemente cuando no se desprende de eso quiere decir entonces que esa "basura" vale más que la limpieza del alma... Cuanto más retrasemos el perdón, más difícil nos resultará perdonar. El perdonar es cosa de valientes y aquell@s que lo hacen reciben el premio de la Paz y de la Alegría Interior; por eso digo que es un regalo para uno.
Cuando se quiere perdonar, se debe hacer con el corazón, bastante lo hemos escuchado y repetido, pero caramba cuanto cuesta aplicarla!!! pero resulta que así es más fácil olvidar la afrenta. El secreto de saber si se ha logrado perdonar o no radica, a mi manera de aprendizaje, en que si te acuerdas del hecho en sí, y no te causa ningún efecto, no hay dolor, sólo lo recuerdas como una experiencia más y efectivamente; cambias el sentir negativo por lo que se aprendió, es decir por lo positivo que se obtuvo y puedes tranquilamente seguir adelante, sabrás que has perdonado total y completamente, sin rencor, cuando ya el dolor, el vacío, la tristeza, la rabia y el rencor no lo sientes en tu pecho o en el corazón, siéntete feliz y realizad@ has perdonado.
Lo más sabroso de perdonar es que te logras liberar de una carga de energía negativa que te envuelve sin darte cuenta, al perdonar queda tu interior tan limpio y perfumado que tendrás la capacidad de atraer a los demás por la luz que desprendes. Parece mentira como nos dedicamos a limpiar y mantener perfumada nuestra casa, ropa, cocina, el templo exterior (cuerpo), pero nos olvidamos de limpiar nuestro interior y estamos tan llenos de barro, escombros, suciedad, mal olor que sin duda alguna no nos soportamos a nosotr@s mism@s porque somos sepulcros andantes.
Pienso que lo más acertado es poder afirmar: "Me perdono a mí mism@ por no haberme brindado la oportunidad de perdonar". "Me perdono a mi mism@ por no haberte perdonado antes". "Me perdono a mi mism@ por haberme hecho pres@ de la ira durante tanto tiempo". "Me perdono a mi mism@ por haberme apartado de Dios, de ti y de los demás". "Me perdono por creerme fea, incompetente, brut@, entre otros calificativos negativos". He aprendido que la fórmula está en aplicar el perdón a uno mismo y luego a los demás; porque nadie da lo que no tiene.
Lo gratificante es liberarse de ataduras, cargas, lastres, que sólo perjudican nuestro cuerpo, corazón y forma de vida; porque a la larga, generalmente la otra persona ya se ha olvidado del hecho en cuestión. Limpiar nuestra alma y corazón significa abrirle los brazos al Señor y recordar que Él venció todos los obstáculos por nosotros y decirle de alguna manera que estás con Él, que juegas para su equipo y de que estás segur@ que Él vive y existe en cada ser humano que está en este mundo.
El perdonar beneficia a quien lo recibe y mucho más a quien lo otorga, y eso es un verdadero tesoro "el poder soltar"; en Inteligencia Emocional (IE), se aprende el manejo de las emociones, y en la medida que aprendemos a identificar cada una de las emociones y sentimientos que experimentamos en momentos determinados, tendremos la llave maestra para decidir como sentirnos porque la decisión está en uno, ya sea de como actuar, responder, entre otros; porque somos dueñ@s de nuestras emociones.
Recuerda nadie tiene la capacidad de intranquilizarte el espíritu a menos que tú se lo permitas; sólo tú tienes el control, eres quien decide para donde ir, como manejarte; en tal sentido eres la/el total y únic@ responsable de tu vida, por lo tanto debes actuar conforme a lo que creas más conveniente incluyendo tu propia salud mental, física y emocional. Es por eso que el Perdón trae beneficios y no en vano se dice que es un bálsamo para el alma.
Me doy cuenta que sólo los seres humanos, tenemos la capacidad de machacarnos a nosotros mismos y a los demás los errores cometidos, y pueden pasar días, semanas, meses incluso años y continuamos martirizándonos y castigándonos por algún hecho del pasado; si así fuéramos para brindar amor, paz y perdón, el mundo sería mejor. Me pregunto ¿Será que se nos hace más fácil lo negativo, es decir: sufrir, condenar, herir, castigar, vivir con miedo, señalar, manipular y crear dramas emocionales en lugar de vivir en perfecta armonía con los demás y el entorno?
Si Jesucristo fue capaz de perdonar todo y a tod@s y sin que nosotros pronunciemos las palabras "Señor perdóname" ya hemos sido perdonados ¿Por qué tú no puedes hacerlo?.