Somos una especie resistente, nosotros los cuadrapléjicos. Si no lo fuéramos, no estaríamos aquí. Sí somos una especie resistente. De muchas maneras se nos bendijo con un sentido común y con un espíritu que no se da a todos.
Y déjame decirte que este rehusamiento a una total aceptación de la incapacidad de uno tiene su asidero en algo: la fe, una fe casi divina.
Allí, en la recepción del Instituto de Medicina Física y Rehabilitación en East River 400 East 34th St. en la ciudad de Nueva York, hay una placa de bronce clavada en la pared. Durante dos meses de ir al instituto para tratamiento -dos o tres veces a la semana- pasé mi silla de ruedas por la recepción muchas veces yendo y viniendo. Pero nunca me di el tiempo suficiente para hacerme a un lado, y leer las palabras escritas en la placa, según se dice, por un desconocido soldado de la confederación.
Pero una tarde lo hice. Lo leí, y luego lo leí otra vez. Cuando terminé de leerla por segunda vez estaba cerca de romper en llanto... no de desesperación, sino con un brillo interior que hacía que me agarrara fuertemente de los brazos de mi silla de ruedas. Quisiera compartirlo contigo.
Un credo para los que han sufrido
Pedí a Dios fortaleza para que pudiera triunfar.
Me dio debilidad para que pudiera aprender a obedecer humildemente...
Pedí salud para que pudiera hacer grandes cosas.
Me dio enfermedad para que pudiera hacer mejores cosas...
Pedí riquezas para que pudiera ser feliz.
Me dio pobreza para que pudiera ser sabio...
Pedí poder para que pudiera tener el elogio de los hombres.
Me dio debilidad para que pudiera sentir la necesidad de Dios...
Pedí todas las cosas para que pudiera disfrutar de la vida.
Me dio la vida para que pudiera disfrutar de todas las cosas...
No conseguí nada de lo que había pedido,
sino todo de lo que había esperado.
Casi a pesar de mí mismo,
mis oraciones no elevadas fueron contestadas.
¡Soy entre los hombres el más ricamente bendecido!
Roy Campanella
*.*Dios mediante*.*
-*-Bendiciones infinitas-*-
.*.Se les quiere mucho.*.
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3 comentarios:
Vital experiencia que constata la inevitable vivencia de que necesitamos la presencia de DIOS, concretamente, el ESÍRITU, que ha sido enviado para darle sentido a toda nuestra vida.
Sin ÉL, nada tiene sentido y todo se desvanece en una vida caótica y disparatada.
Con ÉL, todo recobra vida, esperanza, fundamento y le da razón de crecer, luchar y amar, porque del ÉL hemos salido y a ÉL volvemos. Ese es nuestra verdad y, según nuestra realidad, hemos de aceptarla y recorrerla, porque el resultado final será la eterna felicidad.
¡Realmente todo tiene sentido!
Un fuerte abrazo en XTO.JESÚS.
¡Hola Angélica! Recibe mi saludo fraterno; deseo para ti un mundo de felicidad ; que la fe en Dios sea siempre tu baluarte...Abrazos,
Carmen
Hola Angélica,,,,,,una entrada linda y reconfortante,,,,gracias amiga,,,
Besitos y una maravillosa semana....
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