martes, 10 de enero de 2017

Mi Cristo Roto. Se ha perdido una Cruz.

Realiza cada una de tus acciones como si fuera la última de tu vida. Marco Aurelio. 

¡Atención! Se ha perdido una cruz y no se da con ella, es la de mi Cristo roto. ¿Alguno de vosotros, ha encontrado una cruz? ¿Queréis las señas? ¿El tamaño? No es muy grande, pero es una cruz y no hay cruz pequeña, además es una cruz para Cristo y entonces no hay modo de medirla, con estas señas basta porque en definitiva todas las cruces son iguales.

Perdonad pues mi insistencia, ¿Quién de nosotros no ha encontrado una cruz? Mejor dicho: ¿Quién no tiene una cruz? Es un derecho de propiedad irrenunciable que se está ejerciendo siempre, todos la llevamos. La llevamos encima, a cuestas, aunque no se nos vea, aunque sonriamos.

A veces por oculta, es más pesada. Esta noche al acostarnos, no podremos dejarla colgada en la percha, al levantarnos mañana, no será necesario vestírnosla, saltaremos de la cama con ella ya puesta.

¿Que quién ha encontrado una cruz? Todos… todos, buenos y malos, santos y criminales, sanos y enfermos, ni siquiera respeta a los que parecen desafiar el dolor con las carcajadas y juergas de su vida.

Esa pobre mujer, que repintada y aburrida espera sentada a la barra de la cafetería o arrimada a la esquina estratégica, lleva una pavorosa cruz a cuestas, pesa tanto, que se apoya recostándose en la esquina, es una cruz más pesada de lo que sospechamos y el que se acerca a ella buscando el placer, lo hace por huir de otra cruz. Hablan los dos, regatean, prometen, se arreglan al fin y allá van por la calle adelante, con prisa y con la cruz a cuestas, y cuando regresan, cuando ya han tratado de aplacar su hambre de felicidad, sienten defraudados que ha aumentado su cruz, que es mayor. En ella, asco y envilecimiento, en él, desolación.

Toda ciudad en definitiva es un bosque, una selva, una colmena de cruces, ¿Y sabes amigo por qué a veces nuestra cruz resulta intolerable? ¿Sabes por qué llega a convertirse en desesperación y suicidio? Porque entonces nuestra cruz, es una cruz sola, sin Cristo, solamente se puede tolerar cuando lleva un Cristo entre sus brazos.

Una cruz laica, sin sangre ni amor de Dios, es absurda, no tiene sentido, por eso, se me ocurre una idea: Yo tengo un Cristo sin cruz y tú tienes, tal vez, una cruz sin Cristo. Los dos están incompletos. Mi Cristo no descansa, porque le falta su cruz, tú no resistes tu cruz porque te falta Cristo. ¿Por qué no le das esta noche tu cruz vacía al Cristo? Tú tienes una cruz sola, vacía, helada, negra, sin sentido. Te comprendo, sufrir así es irracional y no me explico ¿Cómo has podido tolerarla tanto tiempo? Tienes el remedio en tus manos… anda, dame esa cruz tuya, dámela, te doy en cambio, este Cristo sin reposo y sin cruz. Tómalo, es tuyo, dale tu cruz, toma mi Cristo; júntalos, clávalos, abrázalos y todo habrá cambiado.

Mi Cristo roto descansa en tu cruz, tu cruz se ablanda con mi Cristo en ella. Hemos encontrado una cruz, la nuestra, que resulta ser la de Cristo... 

.:*:.Hasta la próxima Ruta, Dios mediante. Bendiciones Infinitas. Paz y Bien..:*:.

sábado, 7 de enero de 2017

Mi Cristo Roto. Dios tiene mano izquierda.

"No debemos cansarnos de ayudar a nuestro prójimo, porque en ellos servimos a Jesús".

La misma tarde que compré mi Cristo, le pregunté al anticuario dónde estaría el brazo derecho. 

- ¡Oh, imposible encontrarlo! –me contestó— Y no crea usted que no revolvimos ya todo el pajar en donde estaba tirada la imagen mutilada. Encontramos, eso sí, la pierna izquierda y se la pegamos pero de la mano derecha ¡Ni rastro!

El anticuario no sabía Señor por dónde andaba tu mano derecha, pero Tú, Tú sí que lo sabes, la estás desclavando continuamente y se te escapa siempre. No, no me extraña que no la tengas, anda por ahí, invisible pero eficaz.

¡¿Quién no siente de vez en cuando, el suave roce de la mano llagada de Cristo?! Esa mano invisible que, sin llamar a la puerta, se mete en todas partes; en el hospital, en el lecho de muerte, en la oficina, en el despacho, en la fábrica, en el cine, en el teatro. Se cuela de puntillas como una ráfaga luminosa y musical. No podemos dar un paso por la vida sin tropezar con la mano de Dios. Pero tú, Cristo mío roto, sólo tienes mano izquierda.

Y me imaginé que decía, después de sentir que mi Cristo sonreía silencioso: “Qué poco y mal me conocéis, ¿Qué sería de vosotros los hombres si yo no tuviera mano izquierda?, La tengo, pero no para evitar que me crucifiquen, sino para conseguir que mi padre no os condene, Yo no uso mi mano izquierda para salvarme de la cruz, sino para salvaros del infierno, ¿Lo comprendes ahora?”

Toda la aventura trágica y divina de nuestra vida, está en dejarnos guiar por las manos de Dios. Pero hay en nosotros un elemento difícil, esquivo, peligroso: la libertad. Y Dios la respeta misteriosamente, infinitamente.

Para conquistarnos dispone Dios de dos manos, la derecha y la izquierda que representan dos técnicas y dos tácticas. La mano derecha es clara, abierta, transparente, luminosa. La mano izquierda busca atajos, da rodeos, es cálculo, diplomacia, no tiene prisa, si es necesario actúa a distancia y finge la voz, pero aunque izquierda no es maquiavélica ni traidora, porque la mueve el amor.

Para cada alma Dios tiene dos manos, pero las emplea de modo distinto porque todas las almas son diferentes. Con la derecha, como a palomas blancas o a ovejas dóciles,

Dios guiaba a Juan Evangelista, a Francisco de Asís, a Juan de la Cruz, a Francisco Javier, a las dos Teresas...

Para conquistar a Pedro, a Pablo, a Magdalena, a Agustín, a Ignacio de Loyola, Dios tuvo que emplear la izquierda. Ante la mano derecha, se rebelan, entonces entra en juego la izquierda, busca un disfraz y se trueca en rayo, en bala, trata de ser freno que nos detenga, quiere alzarnos del barro en que caímos, se nos mete en el pecho para ver si logra ablandar nuestros corazones. Sus recursos son infinitos, hoy la disimula con modernos y actuales disfraces, es el ser más actual...

¡Se rompe una presa que arrastra mis fincas! Tengo un descuido inexplicable en el trabajo, y la máquina me siega un brazo. Íbamos en coche a 100 por hora, nos salió inesperadamente un camión, murieron en el acto mi mujer y un hijo, y quedé solo en la vida. Jamás he tenido una enfermedad, pero me dice el médico que tengo algo incurable...

Ante la mano izquierda de Dios, la primera reacción es un grito de rebeldía y desesperación, olvidamos la presa, el coche, el traidor, la muerte, porque adivinamos que ellos no tienen en definitiva la culpa, presentimos a Dios como responsable de ese dolor, que por ser tan terriblemente profundo, no puede venir de las criaturas y lógicamente nos encaramos a Dios. ¡Le gritamos, le emplazamos, le protestamos, le exigimos, le desafiamos, le condenamos! “¡PADRE…! ¡SI FUERAS PADRE, NO ME TRATARÍAS ASÍ!” Gritamos, protestamos, nos rebelamos y luego… nos quedamos solos.

Y vienen las primeras lágrimas nerviosas y quemantes, y sin darnos cuenta, la primera oración. Volvemos a protestar contra Dios, contra nuestra primera oración... Sucede el cansancio, las lágrimas ya son más serenas, ya rezamos sin protestar, tenemos ganas de besar algo, ¿Qué? Oh sí, eso, ya lo encontramos, un crucifijo, y con un beso le decimos a Dios, que está bien lo que Él disponga...

Terrible, violenta, dura, implacable, pero bendita mano izquierda de Dios. Se formulan absurdas expresiones: “Bendita presa que se rompió, arrasó mi fábrica, pero me acercó a Dios, yo andaba muy lejos de Él”.

Cristo mío roto, te lo digo en nombre mío y de todos, porque todos somos valientes para pedírtelo desde ahora: Señor, si no basta para salvarnos la ternura de tu mano derecha, desclava tu izquierda, disfrázala de lo que quieras: fracaso, calumnia, ruina, accidente, muerte. Cristo, que seamos hijos de tu mano, de tu derecha o de tu izquierda.

A la cabecera de tu cama, amigo, o en tu mesita de noche, tienes un Cristo clavado en la cruz, ¿Por qué esta noche, antes de acostarte, no le besas la mano izquierda? Dios sabrá compensarte ese gesto de valor y resignación cristiana. 

.:*:.Hasta la próxima Ruta, Dios mediante. Bendiciones Infinitas. Paz y Bien..:*:.

viernes, 6 de enero de 2017

Mi Cristo Roto. Compraventa de Cristos.

Agradece a la llama su luz, pero no olvides el pie del candil que, constante y paciente, la sostiene en la sombra. R. Tagore.

A mi Cristo roto lo encontré en Sevilla. Dentro del arte me subyuga el tema de Cristo en la cruz. Se llevan mi preferencia los cristos barrocos españoles. La última vez, fui en compañía de un buen amigo mío. Al Cristo, ¡Qué elección! Se le puede encontrar entre tuercas y clavos, chatarra oxidada, ropa vieja, zapatos, libros, muñecas rotas o litografías románticas. La cosa, es saber buscarlo. Porque Cristo anda y está entre todas las cosas de este revuelto e inverosímil rastro que es la Vida.

Pero aquella mañana nos aventuramos por la casa del artista, es más fácil encontrar ahí al Cristo, ¡Pero mucho más caro!, es zona ya de anticuarios. Es el Cristo con impuesto de lujo, el Cristo que han enriquecido los turistas, porque desde que se intensificó el turismo, también Cristo es más caro.

Visitamos únicamente dos o tres tiendas y andábamos por la tercera o cuarta.

- Ehhmm ¿Quiere algo padre?

- Dar una vuelta nada más por la tienda, mirar, ver.

De pronto… frente a mí, acostado sobre una mesa, vi un Cristo sin cruz, iba a lanzarme sobre él, pero frené mis ímpetus. Miré al Cristo de reojo, me conquistó desde el primer instante. Claro que no era precisamente lo que yo buscaba, era un Cristo roto. Pero esta misma circunstancia, me encadenó a Él, no sé por qué. Fingí interés primero por los objetos que me rodeaban hasta que mis manos se apoderaron del Cristo, ¡Dominé mis dedos para no acariciarlo! No me habían engañado los ojos… no. Debió ser un Cristo muy bello, era un impresionante despojo mutilado. Por supuesto, no tenía cruz, le faltaba media pierna, un brazo entero, y aunque conservaba la cabeza, había perdido la cara.

Se acercó el anticuario, tomó el Cristo roto en sus manos y…

- Ohhh, es una magnífica pieza, se ve que tiene usted gusto padre, fíjese que espléndida talla, qué buena factura…

- ¡Pero… está tan rota, tan mutilada!

- No tiene importancia padre, aquí al lado hay un magnífico restaurador, amigo mío y se lo va a dejar a usted, ¡Nuevo!

Volvió a ponderarlo, a alabarlo, lo acariciaba entre sus manos, pero… no acariciaba al Cristo, acariciaba la mercancía que se le iba a convertir en dinero.

Insistí, dudó, hizo una pausa, miró por última vez al Cristo fingiendo que le costaba separarse de Él y me lo alargó en un arranque de generosidad ficticia, diciéndome resignado y dolorido:

- Tenga padre, lléveselo, por ser para usted y conste que no gano nada 3000 pesetas nada más, ¡Se lleva usted una joya!

El vendedor exaltaba las cualidades para mantener el precio. Yo, sacerdote, le mermaba méritos para rebajarlo… Me estremecí de pronto. ¡Disputábamos el precio de Cristo, como si fuera una simple mercancía! Y me acordé de Judas… ¿No era aquella también una compraventa de Cristo? ¡Pero cuántas veces vendemos y compramos a Cristo, no de madera, de carne, en él y en nuestros prójimos! Nuestra vida es muchas veces una compraventa de cristos.

Bien… cedimos los dos… lo rebajó a 800 pesetas. Antes de despedirme, le pregunté si sabía la procedencia del Cristo y la razón de aquellas terribles mutilaciones. En información vaga e incompleta me dijo que creía procedía de la sierra de Arasena, y que las mutilaciones se debían a una profanación en tiempo de guerra.

Apreté a mi Cristo con cariño… y salí con Él a la calle. Al fin, ya de noche, cerré la puerta de mi habitación y me encontré solo, cara a cara con mi Cristo. Qué ensangrentado despojo mutilado, viéndolo así me decidí a preguntarle:

- Cristo, ¡¿Quién fue el que se atrevió contigo?! ¡¿No le temblaron las manos cuando astilló las tuyas arrancándote de la cruz?! ¿Vive todavía? ¿Dónde? ¿Qué haría hoy si te viera en mis manos? …¿Se arrepintió?

– ¡CÁLLATE!— me cortó una voz tajante.

- ¡CÁLLATE, preguntas demasiado! ¡¿Crees que tengo un corazón tan pequeño y mezquino como el tuyo?!

¡CÁLLATE! No me preguntes ni pienses más en el que me mutiló, déjalo, ¿Qué sabes tú? ¡Respétalo!, Yo ya lo perdoné. Yo me olvidé instantáneamente y para siempre de sus pecados. Cuando un hombre se arrepiente, Yo perdono de una vez, no por mezquinas entregas como vosotros.

- ¡CÁLLATE! ¿Por qué ante mis miembros rotos, no se te ocurre recordar a seres que ofenden, hieren, explotan y mutilan a sus hermanos los hombres? ¿Qué es mayor pecado? Mutilar una imagen de madera o mutilar una imagen mía viva, de carne, en la que palpito Yo por la gracia del bautismo. ¡Ohh hipócritas! Os rasgáis las vestiduras ante el recuerdo del que mutiló mi imagen de madera, mientras le estrecháis la mano o le rendís honores al que mutila física o moralmente a los cristos vivos que son sus hermanos.

Yo contesté: “No puedo verte así, destrozado, aunque el restaurador me cobre lo que quiera ¡Todo te lo mereces! Me duele verte así. Mañana mismo te llevaré al taller.

¿Verdad que apruebas mi plan? ¿Verdad que te gusta?”

- ¡NO, NO ME GUSTA!— Contestó el Cristo, seca y duramente.

- ¡ERES IGUAL QUE TODOS Y HABLAS DEMASIADO!

Hubo una pausa de silencio. Una orden, tajante como un rayo, vino a decapitar el silencio angustioso:

- ¡NO ME RESTAURES, TE LO PROHIBO! ¡¿LO OYES?!

- Si Señor, te lo prometo, no te restauraré.

- Gracias— me contestó el Cristo. Su tono volvió a darme confianza.

- ¿Por qué no quieres que te restaure? No te comprendo. ¿No comprendes Señor, que va a ser para mí un continuo dolor cada vez que te mire roto y mutilado? ¿No comprendes que me duele?

- Eso es lo que quiero, que al verme roto te acuerdes siempre de tantos hermanos tuyos que conviven contigo; rotos, aplastados, indigentes, mutilados. Sin brazos, porque no tienen posibilidades de trabajo. Sin pies, porque les han cerrado los caminos. Sin cara, porque les han quitado la honra. Todos los olvidan y les vuelven la espalda. ¡No me restaures, a ver si viéndome así, te acuerdas de ellos y te duele, a ver si así, roto y mutilado te sirvo de clave para el dolor de los demás! Muchos cristianos se vuelven en devoción, en besos, en luces, en flores sobre un Cristo bello, y se olvidan de sus hermanos los hombres, cristos feos, rotos y sufrientes.

Hay muchos cristianos que tranquilizan su conciencia besando un Cristo bello, obra de arte, mientras ofenden al pequeño Cristo de carne, que es su hermano. ¡Esos besos me repugnan, me dan asco!, Los tolero forzado en mis pies de imagen tallada en madera, pero me hieren el corazón. ¡Tenéis demasiados cristos bellos! Demasiadas obras de arte de mi imagen crucificada. Y estáis en peligro de quedaros en la obra de arte.

Un Cristo bello puede ser un peligroso refugio donde esconderse en la huida del dolor ajeno, tranquilizando al mismo tiempo la conciencia, en un falso cristianismo. Por eso ¡Debieran tener más cristos rotos, uno a la entrada de cada iglesia, que gritara siempre con sus miembros partidos y su cara sin forma, el dolor y la tragedia de mi segunda pasión, en mis hermanos los hombres! Por eso te lo suplico, no me restaures, déjame roto junto a ti, aunque amargue un poco tu vida.

- Si Señor, te lo prometo— contesté. Y un beso sobre su único pie astillado, fue la firma de mi promesa. Desde hoy… viviré con un Cristo roto. 

Mi Cristo roto es un libro de poemas escrito en 1963 por el sacerdote jesuita Ramón Cué Romano que narra el aprendizaje y aventura con una cruz con Cristo mutilado comprada a un anticuario de Sevilla. El libro es considerado una parábola. 



.:*:.Hasta la próxima Ruta, Dios mediante. Bendiciones Infinitas. Paz y Bien..:*:.

jueves, 5 de enero de 2017

Un año para cultivar valores. Enero: Optimismo.

Sondéame, Señor, descubre mi corazón, mira si mi camino se tuerce. ¡Condúceme por el camino de la eternidad! Salmo 138.


El caleidoscopio. 

Existía un hombre que, a causa de una guerra en la que habia peleado de joven, perdió la vista. Este hombre, para poder subsistir y continuar con su vida, desarrolló una gran habilidad y destreza con las manos, con lo cual pudo destacarse como un estupendo artesano; sin embargo, su trabajo no le permitía más que asegurarse el mínimo sustento.

En cierta Navidad quiso obsequiarle algo a su hijo de cinco años, quien nunca había conocido más juguetes que los trastos del taller de su padre con los que fantaseaba reinos y aventuras. Su papá tuvo entonces la idea de fabricarle, con sus propias manos, un hermoso caleidoscopio como alguno que él tuvo en su niñez. Por las noches fue recolectando piedras de diversos tipos que trituraba en decenas de partes, pedazos de espejos, vidrios, metales...

Al cabo de la cena de Noche Buena pudo, finalmente, imaginar, a partir de la voz del pequeño, la sonrisa de su hijo al recibir el precioso regalo. El niño no cabía en sí de la dicha y la emoción que aquella increíble Navidad le había traído de las manos de su padre ciego.

Durante los días y las noches siguientes, el niño fue a todo sitio llevando el preciado regalo y con él, regresó a sus clases en la escuela del pueblo. En el receso, entre clase y clase, el niño exhibió y compartió, lleno de orgullo, su juguete con sus compañeros que se mostraban fascinados con aquella maravilla.

Uno de aquellos pequeños, tal vez el mayor del grupo, finalmente se acercó al hijo del artesano y le preguntó con mucha intriga: "Oye, ¡qué maravilloso caleidoscopio te han regalado... ¿dónde te lo compraron? no he visto jamás nada igual en el pueblo..." Y el niño orgulloso de poder revelar aquella verdad emocionante desde su pequeño corazón, le contestó: "No, no me lo compraron en ningún sitio... me lo hizo mi papá". A lo que el otro pequeño replicó con cierto tono incrédulo: "¿Tu padre?... Imposible... ¡si tu padre está ciego!".

Nuestro pequeño amigo se quedó mirando a su compañero y al cabo de una pausa de segundos, sonrió como solo un portador de verdades absolutas puede hacerlo y le contestó: "Sí... mi papá está ciego... pero de los ojos... solamente de los ojos..." El amor solo se puede ver con el corazón... lo esencial es invisible a los ojos. 

Envió: Randall Salvatierra Porras.

Fuente: 
Humberto A. Agudelo C.  
Vitaminas diarias para el espíritu 2.
Paulinas. Grupo Editorial Latinoamericano

.:*:.Hasta la próxima Ruta, Dios mediante. Bendiciones Infinitas. Paz y Bien..:*:.

lunes, 24 de octubre de 2016

Lo que eres, solo se construye en el HOY.

"Hay que vivir cada día como un viernes de diciembre y no como un lunes de enero". JCBranger.

Los viernes siempre los esperamos con alegría, es el inicio del fin de semana. Entonces, imagínense ¿cómo son los viernes de diciembre? alborotados, felices, andamos de corre corre, cargados de energía positiva para todo el mundo y para nosotros mismos. 

Siempre nos quejamos de los lunes, comienza la semana, otra vez a la rutina, otra vez a la lucha diaria... ¿Cómo son los lunes de enero? Muertos, solos, tristes, no hay gente alegre, se acabó navidad, el fin de año y la festividad.... 

"Como decidas vivir cada día de tu vida, será la actitud con la que enfrentes tu realidad". @Angelicamzp. 

Uno decide cada día como vivir; con alegría y felicidad o como amargados, apaticos y apagados. Decidimos si vivir como los viernes de diciembre o como los lunes de enero. ¿Usted como vive su día a día? ¿Con la alegría de la resurrección o con la tristeza del sepulcro?, ¿con la alegría del nacimiento o con la tristeza del camino al Calvario?, ¿con Cristo vivo y resucitado en cada respirar, cada célula del ser o con la tristeza hasta la médula?. Mi tía materna y madrina de bautizo (QEPD) de niña siempre me decía esto: "Angélica, hay dos maneras de vivir la vida una buena y la otra mala. Tú escoges. Una vida con Cristo y la otra sin Él". Entendí que en eso consistía realmente el famoso "libre albedrío".

Bendecir y agradecer cada día, cada lunes, cada inicio de semana, cada rutina diaria, cada amanecer es la prueba fehaciente de que estás viv@. La felicidad depende de ti mism@, es tu responsabilidad no la de l@s demás. Recuerda que Nadie tiene la capacidad de intranquilizarte el espíritu a menos que tú se lo permitas, por eso deja de vivir alienad@, vivir feliz no es decir: "yo no veo noticias, no quiero llenarme de esa negatividad" NECI@ esa es la forma más cómoda de seguir nadando en tu propia miseria, porque vives en la orilla de todo.

Sólo l@s amad@s aman, y no puedes amar ni defender lo que no conoces. Sino hay sentido de pertenencia sino hay documentación, sino se vive en el AQUÍ y en el AHORA aparece la autoexclusión, esa que nos hace mártires de nosotros mismos y nuestras acciones equivocadas que conllevan a echarle la culpa a los demás de nuestras "desgracias".

Nacen las excusas, la falta de compromiso, la carencia total de soluciones, hay desden y eso lleva al conformismo y a la soledad tanto espiritual, emocional, personal y física; porque se termina siendo una carga para los demás. Se comienza a ser el fastidio el o la rompe grupo. Salen entonces las famosas frases: "¿Otra vez tu aquí?, ¡Qué fastidio contigo!etc etc etc.

Amig@s mi@s la solución no es vivir en la orilla, no es evitar el enfrentamiento con la excusa de: "Es que yo soy pacific@". Eso es cobardía, es la decisión cómoda del cobarde, de l@s que viven victimizándose. Al contrario se debe identificar el problema para encararlo y resolverlo desde la realidad, desde el Aquí y el Ahora.

Como coach me he dado cuenta que el mayor problema es la  falta de decisión y de valentía, y cabe destacar que eso aplica para todo, ya sea la vida personal, laboral, espiritual, académica, la vida de pareja, todo. Es decidir como vivir, recorriendo uno de los dos caminos; el de l@s cobardes o el de l@s valientes. Un camino con Jesucristo o un camino sin Él.

Les invito a vivir cada día como dice JC Caramés, metid@s en un PEO, es decir, en el Poder Encontrar Oportunidades siempre; aunque a veces a usted le provoque estar de ojos cerrados y en su zona de confort.

¡Que nos corten las ramas, pero jamás las alas; vive cada lunes como viernes de diciembre! 

.:*:.Hasta la próxima Ruta, Dios mediante. Bendiciones Infinitas. Paz y Bien..:*:.

sábado, 18 de junio de 2016

De qué lado estamos de verdad...

El Señor es la fuerza de su pueblo, defensa y salvación para su Ungido. Sálvanos, Señor, vela sobre nosotros y guíanos siempre (Cfr. Sal 27,8-9.

La Palabra de Dios nos invita hoy a discernir bien de qué lado estamos de verdad: A favor de la injusticia, el odio y la maldad, o de la justicia, la convivencia y la paz.

El segundo libro de las Crónicas (24, 17-25) advierte que todos podemos caer bajo el abuso de poder.

El gobierno de Joás empezo bien. Su gestión se produjo inicialmente en bienestar para todos, pero tras el populismo, el afán de poder y los beneficios propios de la adulación, entraron en decadencia, y hasta propició falsas creencias. "El Señor les envió profetas para que se arrepintieran, pero no hicieron caso a sus amonestaciones".

No obstante, persiste este rey en su insensatez, hasta el punto de dar muerte al profeta Zacarías por denunciar sus atrocidades. En su cerrazón, conduce a su pueblo rumbo al fracaso.

¿Qué tiene el poder mal empleado que envilece, desquicia y produce muerte? Tiene en sus entrañas egoísmo, avaricia y maldad. El exceso de poder genera prepotencia, encubra a las personas, las saca de la realidad, terminan creyéndose Dios.

El Evangelio de Mateo (6, 24-34) plantea la necesidad de afianzarnos en Dios y no en el tener. 

Jesús nos dice: "Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno y amará al otro, o bien obedecerá al ´primero y no hará caso al segundo.  En resumen, no pueden ustedes servir a Dios y al dinero". Con ello nos pide crecer en la grandeza como camino de sanación, liberación y autenticidad.

Todos tenemos multiples fuentes de seguridad. En estas destacan el tener, la imagen y el poder. Aspectos que, si se desordenan, terminan causando dolor, tristezas y muertes, porque nos introducen en una espiral de competencias, avaricia y maldad de las que no se sale con facilidad.

Jesús nos dirá que no gastemos nuestro ingenio en lo que perece. ¿Cómo vamos a gastarnos mezquinamente en nosotros mismos cuando la gente padece hambre, soledad e indefensión? 
Que a nosotros nos ocupe totalmente Dios, la convivencia humana y la justicia. Lo demás nos vendrá por añadidura. 

P. Gustavo Albarrán, sj.

 
 
 .:*:.Hasta la próxima Ruta, Dios mediante. Bendiciones Infinitas. Paz y Bien..:*:.

jueves, 2 de junio de 2016

Una obra de arte.

Un día Pilatos preguntó a Jesús: 
¿Qué es la verdad? 
Y no sabemos si Jesús no quiso 
responderle o aquel hombre no 
hubiese sido capaz de entender 
la respuesta de Jesús. 
También un discípulo preguntó a 
su maestro "¿Qué es la verdad?" 
Y éste le respondió: 
"La respuesta es tu respuesta 
a cada día de tu vida"
Pero el discipulo no estaba de 
acuerdo con la respuesta. 
"Pero en la vida de cada día 
sólo encuentro rutina y 
mediocridad y no veo 
la verdad por ninguna parte"
Y el maestro respondió: 
"Ahí está la diferencia, que unos 
ven la verdad en cada una de 
sus acciones y otros no la ven"
 
Nuestra vida es un bloque de mármol, 
en el que cada uno de nosotros 
trabajamos cada día 
para esculpir la obra de arte 
que está encerrada en el mármol. 

Hasta la próxima Ruta, Dios mediante. Bendiciones Infinitas. Paz y Bien.

miércoles, 1 de junio de 2016

Un año para cultivar valores. Junio: Cortesía.

La cortesía es hermana de la caridad, que apaga el odio y fomenta el amor. San Francisco de Asís.

Querido Dios: Quiero aprovechar un minuto, no para pedir nada de ti. Sino simplemente para darte las gracias por todas las bendiciones recibidas cada nuevo día, especialmente por mis amadas amigas del Equipo de Guerrer@s de Dios y María Santísima en Whatsapp. 
 
Gracias Señor por la dicha y la bendición de haberles conocido y de estar juntas en este proyecto que ya tiene 2 años de vigencia. Gracias por la existencia de cada una de ellas. Gracias por el cariño y el amor que me han brindado y demostrado desde que nos conocemos y que ha sido siempre, un cariño y amor desinteresado. 
 
Gracias también a los chicos que están en el equipo. Todos somos piezas claves en la construcción del reino de Dios en la tierra y en nuestro amado país, Venezuela. Ilumínanos, protégenos y dirígenos por siempre y para siempre. Amén. Cristo y Yo, mayoría aplastante.
 
Hasta la próxima Ruta, Dios mediante. Bendiciones Infinitas. Paz y Bien.

miércoles, 4 de mayo de 2016

Un año para cultivar Valores. Mayo: Altruismo.

Si quieres ser feliz de verdad, vive para tus semejantes. Según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe (Gálatas 6:10). 

Servilleta... 

¡Qué sencilla eres! 
Te toman, te usan, te desechan, y tú no dices nada. Solo tienes un fin... servir. 

La diferencia entre tú y nosotros los humanos, es que los hombres no nos debemos desechar unos con otros, aunque a veces tratamos a los demás como servilletas, los usamos y los desechamos, pero la realidad es que hemos nacido para servir. 

Para esto fue creado el hombre, para servirle a su semejante. Para dedicar un poco de su tiempo a los demás, para educarlos, ayudarlos y amarlos. 

Los hombres tenemos como tarea principal ayudar a nuestros semejantes: "Ama a tu prójimo como a ti mismo...". 

Nuestro único anhelo es lograr ser feliz, alcanzar la felicidad, pero no la vamos a conseguir hasta que no descubramos que la única manera de ser feliz es sirviéndole a los demás. 

Todos deseamos ser felices. La felicidad la buscamos en el dinero, en el placer, en el poder, en la comodidad y nunca la vamos a encontrar. 

Pocas personas buscamos la felicidad en el servicio a los hombres. Pocos la buscan dedicándole tiempo en brindar alegría a otros. 

La vida me ha enseñado que la verdadera felicidad está en saber que podemos hacer felices a los demás; que está en brindar apoyo y amistad a la gente sencilla. 

¡Servir es maravilloso! Y no necesitas ser sacerdote o religiosa para servir, porque muchos creemos que el servicio es asunto solo de los curas y las monjas. 

¡Qué alegría sientes cuando haces el bien a otros! 

 Qué satisfecho te sientes, cuando has terminado una reunión con amigos, donde tuviste la oportunidad de nutrirlos con tus palabras, con tu alegría, con tu propio estilo de vida. 

Qué feliz te sientes después de haber terminado una catequesis con niños, con adultos, donde te distes tal y como eres. 

Qué feliz te sientes después de haber enseñado a leer a otra persona. 

Te sientes feliz sin haber gastado ni un céntimo. 

¿Quieres ser feliz? Se sencillo en tu actuar. Dedica tiempo a los demás. No pienses tanto en el tener, en el poder, ni en las riquezas. Y si deseas ser más feliz... haz feliz a los demás. Muchos poseen tanto y no sienten ni una chispa de alegría... 

Otros no poseen nada y no paran de agradecerle a Dios por un nuevo día de vida. 


Hasta la próxima Ruta, Dios mediante. Bendiciones Infinitas. Paz y Bien.